Si no dispones de mucho tiempo para entrenar, quizás la opción más recomendable es hacerlo por la mañana, antes de empezar tus obligaciones diarias. Si tienes oportunidad, descubrirás el placer de empezar el día entrenando. En este artículo encontrarás cinco consejos para que lleves a cabo tus sesiones justo cuando acaban de poner las calles.
1. Prepara el material el día anterior
Antes de irte a dormir, es recomendable dejar preparado el equipamiento que vayas a utilizar al día siguiente. Además de ahorrar tiempo, tendrás menos oportunidades de plantearte si salir o no a correr. También puedes dejar preparado la ropa que te quieres poner para después de entrenar, así ganarás tiempo al no tener que seleccionarla.
Cuida la cena, ingiere alimentos que te aporten energía y piensa también en qué desayunarás al día siguiente. Planifica un desayuno que no incluya alimentos difíciles de digerir y que no creen molestias a la hora de entrenar.
3. Entrenamientos livianos
No planifiques tus entrenamientos más duros. Mejor empezar el día con una sesión que no eleve demasiado el nivel de exigencia. Reserva aquellos días en los que tengas más tiempo para focalizar en cuestiones como la resistencia.
Lo ideal es que el día anterior al entrenamiento no cenes tarde –lo ideal sería que comieras doce horas antes del entrenamiento previsto- y que duermas de seis a ocho horas. El descanso es imprescindible para rendir al máximo y aprovechar el entrenamiento.
Sal acompañado de algún amigo, modifica tu recorrido y descubre nuevos paisajes que hagan más ameno tu entrenamiento o prepara una buena selección de música motivadora para correr con ritmo.