Hace un par de semanas, al igual que otras 33.000 personas, corrí la 50ª edición de la Behobia. Una experiencia inolvidable. En la carrera me sucedió algo interesante que quiero compartir con vosotros. No me había preparado de manera especial y tan sólo hice los rodajes necesarios para llegar bien y disfrutar del maravilloso recorrido. Por esta razón, porque NO PLANIFIQUÉ y no sabía cual era mi ritmo de carrera, decidí CORRER POR SENSACIONES. ¡Bendita elección!
Correr por sensaciones significa:
– no llevar reloj
– escuchar a tu cuerpo
– sentir el ritmo y adaptarte a él y no al revés
Esto es lo que sucedió:
Salí feliz y tras el primer km mantuve un ritmo fresco, que no abandoné en ningún momento, hasta el final. En algún momento de la carrera me pasó lo siguiente: PENSABA que mi ritmo era un poco más rápido de lo que debería ya que no había entrenado lo suficiente. Cuando digo pensaba, significa que mi voz interior me hablaba y me decía “igual vas muy fuerte y luego lo pagarás. No has entrenado tanto”. Pero por otro lado mi cuerpo, cada uno de mis músculos, SENTÍA que era el ritmo adecuado. No es que ordenase acallar mi voz interior, es que simplemente mis piernas seguían su ritmo, SABÍAN que estaban haciendo lo correcto…
Esta situación me pasó en otros dos momentos de la carrera y, de la misma forma, me centré en SENTIR y la respuesta fue siempre la misma: siento que voy bien a pesar de las dudas.
El resultado final fue que bajé 5 minutos mi marca del año anterior, sin proponérmelo, y sacar la mejor marca que llevaba dentro. Si por ser controladora, previsora, hubiera corrido con reloj, me hubiera propuesto un ritmo 15” más lento, más acorde “con mi preparación”.
Está claro que hubiera disfrutado igual, pero algo me dice en el fondo que no, que correr libremente es otra cosa, es mágico. Y encima sale mejor.
Pero cuidado, para correr por sensaciones hay que ENTRENARLO. Es verdad cuando digo que no estaba entrenada para esa carrera, pero sí muy bien entrenada para correr por sensaciones, como he hecho toda la vida. Por eso, a pesar de la incertidumbre, pude salir valiente, despreocupada, feliz, porque sabía qué estaba haciendo.
Para entrenar vuestras sensaciones, os recomiendo algunos trucos con toda humildad.
– Cuando trabajéis series, intentad hacer los mismos tiempos (menos en la primera serie que ya sabéis es de calentamiento) sin la ayuda del reloj. Sentid que vais a 3.30, 4’ o 6’ e identificad todas las sensaciones que os hacen saber que ese es el ritmo adecuado.
– En las tiradas largas, que el reloj sea una guía, no un carcelero.
– Acostumbraos a los matices. Identificad cual es vuestro 85%, vuestro 95%, independientemente de vuestro estado de forma. Es realmente importante.
– No corráis con música si estáis realizando un entrenamiento por sensaciones. Y si os digo que estaría bien que siempre entrenarais por sensaciones… dos más dos cuatro;)
– El punto más difícil: diferenciad entre lo que PENSÁIS (voz interior) y lo que SENTÍS.
– Practicad, equivocaros, practicad, equivocaros, practicad… y así hasta que un día ¡Eureka!
Ya me contaréis.