Modelos de competición o de ritmo rápido: son modelos más ligeros y “voladores”, con menor amortiguación y con una capacidad de reacción en la pisada más inmediata. Buscan una fluidez constante en la zancada al ser menos pesadas. Sin embargo, a diferencia del running de asfalto, aquí primaremos la distancia. No vamos a hacer un Ultra Maraton en competición con unas voladoras peso pluma ya que pueden jugarnos una mala pasada. O sí, pero sólo corredores muy experimentados y ligeros.
Para aquellos que seáis asiduos a hacer carreras, aunque sea de manera puntual, es muy aconsejable tener unas zapatillas de este tipo que tan sólo utilizaremos el día de la competición o en entrenamientos de series cortas de velocidad y que cuidaremos con mimo.
Modelos de entrenamiento o de ritmo constante: son aquellos modelos todoterreno, con mayor amortiguación y mayor peso que nos garantizan una estabilidad constante y la capacidad de entrenar km y km con frecuencia con el fin de preparar nuestros objetivos. Hablamos de esas zapatillas que usaremos en nuestro día a día, con materiales más compactos y duraderos.
Es importante tener en cuenta que en montaña las suelas y materiales se desgastan con mayor facilidad. Así, estas zapas de entrenamiento intentaremos renovarlas aproximadamente cada 600km (no 700km como en asfalto) ya que correr con calzado muy trillado en montaña es un riesgo de cara a lesiones y torceduras. Mirando la suela con frecuencia podremos ver hasta qué punto tienen desgaste. Y si las sensaciones en la pisada no son buenas puede ser perfectamente que sea la media suela la que empiece a estar fastidiada.
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Teniendo en cuenta todos estos factores… ¿quiere decir que debo volverme loco y comprarme unas zapatillas para cada situación? ¿Debo cambiar de zapas cada vez que cambio de terreno u objetivo? Sin duda, el ideal sería tener diferentes modelos para situaciones muy diferentes, por ejemplo, un par para entrenar en todoterreno, otro par para entrenar en Ultra y otro más ligero para competir; y además, unas para verano y otras para invierno.
Sin embargo, sabemos que tenemos que ajustarnos a un presupuesto, de modo que lo que haremos es partir de una clasificación como la expuesta y tras combinar los diferentes aspectos que conforman los diseños, dar con el modelo que mejor se adapte a nuestras necesidades. Lo fundamental y la moraleja: tener consciencia de las diferencias en el calzado de mountain running y no comprarse unas zapatillas por comprar. Tus pies y el placer que sientes corriendo te lo agradecerán 😉