Una gran pregunta, sobre todo para aquellos corredores a los que les cuesta más mantener un ritmo constante y cuando llegan cuesta o bajadas tienden a aminorar o a incrementar el ritmo. Está muy bien hacerlo, siempre y cuando después no pase factura y, por culpa de haber corrido más de la cuenta en la subidas y su correspondiente gasto energético extra, te impida terminar la carrera en condiciones.
En las carreras de montaña esto es muy fácil: en las cuestas reduce el ritmo y acorta la zancada, pero claro, son cuestas más pronunciadas… En el asfalto, lo indicado es reducir mínimamente el ritmo y para ello deberás adaptar la longitud y la frecuencia de las zancadas, con tal de preservar, más que nada, las pulsaciones constantes y mantener un nivel de esfuerzo estable.
Así que mi último consejo es que debes ser inteligente y regular, cuando el terreno sea favorable o desfavorable.
