Bursitis troncatérea o el dolor en las caderas

Bursitis troncatérea o el dolor en las caderas

¿Has sufrido alguna vez un dolor punzante en la zona de las cartucheras que aumenta a medida que pasan los minutos de carrera? Es el dolor característico de la bursitis trocantérea  y a buen seguro que agradecerás algunos consejos sobre cómo prevenirla.

La bursitis trocantérea, que tiene un nombre bien complejo, es la lesión que ocurre en la cara lateral de la cadera: las cartucheras. La parte más lateral del fémur (el hueso del muslo) se llama trocánter mayor y es fácilmente palpable con la mano aunque tengamos un poco de grasa acumulada ahí. De hecho, debajo de esa grasa todavía no está el hueso sino varias almohadas de líquido llamadas bursas que tienen la función de reducir la fricción entre el hueso y los músculos que lo rodean.

Una caída o una infección pueden inflamar alguna de las cuatro bursas que hay alrededor del trocánter mayor, pero eso rara vez sucede. Lo más frecuente es que los músculos que se insertan en ese trocánter mayor, en especial el glúteo medio y el glúteo menor, sufran calcificaciones o degeneración tendinosa y de allí nazca una bursitis.

Si el tendón se calcifica o padece una tendinosis se vuelve más rígido; entonces su deslizamiento sobre la bursa es más agresivo y con el continuo vaivén de la carrera a pie, la bursa acaba por irritarse e inflamarse. Si llegamos a este punto, no sólo nos duelen las cartucheras al correr, si no también al caminar y nos resulta imposible dormir sobre el lado doloroso. Tenemos bursitis trocantérea y es necesario intervenir.

Una vez conozcamos el diagnóstico, el tratamiento principal será el reposo relativo. Tanto el glúteo medio como el menor son dos músculos básicos en el control postural de la cadera cuando permanecemos apoyados en un solo pie; es decir, siempre que corremos implicamos mucho a los dos glúteos y si están lesionados se quejarán. Para evitar que su lesión se cronifique, debemos dejar de correr durante un par de semanas y recuperar el tiempo perdido en el gimnasio: hacer trabajo de propiocepción, sentadillas y, si el dolor lo permite, saltar a la cuerda.

En el apartado de rehabilitación, será necesario conocer cuál ha sido el origen de la lesión. Tanto las ondas de choque como los ultrasonidos pueden dar buenos resultados para reducir la inflamación de la bursa y la posible tendinosis de los glúteos, pero será necesario tener paciencia y complementar el tratamiento con ejercicios excéntricos para reparar el músculo. En todo caso, el médico seguramente recomendará una infiltración de corticoides si el dolor no desaparece en algunas semanas pero recuerda que su uso se considera dopaje.

Para terminar, si ninguna de estas técnicas ha conseguido eliminar el dolor, la cirugía está indicada y suele dar buenos resultados,  pero el retorno a la actividad deportiva será más lento.

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