Suele pasar que después de hacer tu entrenamiento de velocidad, con series y cambios de ritmo, tu cuerpo está agotado y solamente tienes ganas de descansar y no pensar en el entreno de mañana. Terminas tan cansado que no piensas ni siquiera en la recuperación. Es uno de los mayores errores que se pueden cometer… Una sesión de velocidad necesita ser valorada como cualquier otra sesión. ¿Y verdad que cuando termináis un entreno ya estáis pensando en el siguiente? Pues con los de velocidad ocurre lo mismo. Bien, no del todo… Debes plantearte un entreno el día después algo más tranquilo y a menos ritmo, un entreno recuperador.
Los entrenos recuperadores son aquellos que ayudan a la circulación sanguínea en las piernas, favoreciendo una correcta reparación de los tejidos dañados con el entreno y con una correcta oxigenación de los músculos. Estos entrenos no tienen que ser duros, más bien todo lo contrario. Os explicamos los 4 consejos imprescindibles para hacer una correcta recuperación y estar en plena forma el siguiente día.
Tómatelo con calma
Si has competido el día anterior, has hecho una tirada larga, te ha tocado un entrenamiento de series de velocidad, tómatelo con calma. Tu cuerpo necesita un poco de descanso después de realizar un entreno de aquellos de los que te sientes satisfecho. Tampoco estarás en pleno rendimiento como para cascarte muchos kilómetros o ir a buen ritmo, así que mejor destinarlo a la recuperación. Haz como en cualquier otro entreno: calienta debidamente y empieza a trotar a un ritmo suave, sin sobrecargar. Intenta mantener el ritmo durante toda la sesión, sin excederte, ya verás como al llegar a casa tus piernas estarán mejor.
Haz caso a tu cuerpo
Tu cuerpo marcará el ritmo que quiere llevar. No fuerces por querer ir más rápido, recuerda que está realizando una sesión de recuperación, no estás “entrenando”, propiamente dicho.
No importan cuántos kilómetros hagas, ni qué ritmo lleves, ni tampoco al ritmo que termines, lo importante es hacerlo bien y con calma, sin tener prisas por terminar –sólo hará que corras más deprisa interfiriendo en la recuperación-.
Este tipo de sesiones a baja intensidad también ayudan a eliminar el ácido láctico de tus piernas, a relajar los músculos, a recuperar todo tu cuerpo.
Olvida tu gps en casa
No hace falta que vayas controlando tu ritmo ni el paso a cada kilómetro y tampoco controlar cuántos kilómetros llevas ni cuánto tiempo estás fuera. Deja tu reloj en el cajón y olvídate del rendimiento en una sesión de recuperación. No te hace falta el gps, sólo te servirá para no hacer correctamente la sesión y castigarte más de lo que deberías. Te tentará a correr más rápido de lo que necesitas para recuperar o a ponerte como objetivo llegar a un número determinado de kilómetros. La recuperación es en lo único en lo que pensar mientras corres realizando estas sesiones. No las haces para correr más rápido, ni para perder peso, tampoco para acumular kilómetros, solamente sales a correr por un objetivo. Sales a correr para sentirte bien al terminar.