Cómo superar a tu rival sin desfallecer en el intento
Ya tengo nuevo Business Plan para el futuro: alquilar a mi suegra cual arma letal. Sí señor. Una semana en su casa y tu rival, ese que en cada carrera te dice que está fatal, que no ha podido entrenar, que le duele todo, pero que aún así, irremediablemente, entra en meta unos segundos antes que tú, queda fuera de combate.
Y es que de la manera más sutil y agradable del mundo, esta mujercita pequeña, agradable, dulce, te ataca por el flanco que más duele: ¡el tenedor!
Como buena “mamma italiana” le preocupa que sus “polluelos” estén bien alimentados, especialmente cuando no son visitas rutinarias, como es el caso del hijo expatriado que vuelve a casa, con mujer e hijo, por Navidad.
¡Y ahí aparece todo el despliegue! Mucha verdura, eso sí, para disimular el ataque, pero acompañado de otros platos principales y suculentos… Que si pasta, que si polenta con quesos, que si pizza…. Carnes, pescados…. Y para acompañar el café o, en un segundo round, para merendar, panettone, pandoro, turrón sardo y otras especialidades más de distintas zonas del país, para no hacer feos a nadie de la familia.
Pues claro, una semanita así, da para “asimilar” bien de ello, y como es bien sabido, la relación entre el aumento de peso y la velocidad es proporcionalmente inversa. ¡Lástima! De otra manera, tras las Navidades, ¡no habría quien me ganase!
Pues lo dicho, que estoy pensando hacer una “box” de esas que están tan de moda y comercializar escapadas de un par de días a casa de mi suegra para que podáis regalar a vuestros rivales en competición. Les tratará de maravilla y os dará esos segundos de margen para poder intentar batirles en el asfalto.