Reposo absoluto. Esas dos palabras que esperamos no tener que oír nunca de boca del traumatólogo son las que me tienen parada y mientras dejo pasar el tiempo, pensando que cada día se acerca más el momento de volver a calzarme las zapas, analizo los beneficios e inconvenientes de este parón obligado.
Lógicamente, dentro de los efectos negativos, encontramos en primer lugar el no poder hacer algo que nos gusta. Nos gusta correr y no podemos. Eso ya es suficientemente malo, ¿verdad? Pero no es lo único. La lista es larga.
Empezando por lo más obvio, perdemos velocidad y masa muscular, pero también nuestro humor cambia a peor, estamos más irritables; siempre “de lunes por la mañana”, lo que afecta además a nuestro entorno más cercano. Cónyuge e hijos nos tienen que aguantar. También dejamos de participar en carreras, algunas de carácter popular, otras campeonatos, lo que duele aún más.
Pero de manera paralela, hay que tener en cuenta otros factores que a su vez se ven afectados e influyen negativamente en nuestro físico o psique. Está por ejemplo, el hecho de pasar menos rato al aire libre, si nos quitan esa horita de entreno diario o el socializar con nuestros compañeros de entreno, o, a nivel físico, los estragos en el peso y, para que negarlo, el intestino también se resiente, ralentizando el tránsito.
Pero no todo son efectos negativos; siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas y, aunque parezca imposible, aquí también lo hay.
En mi caso en concreto, me obliga a tomarme un merecido descanso. Reconozco que me sienta de maravilla y que por iniciativa propia nunca haría. Esta pausa hace que el cuerpo se recupere y la lesión se cure. Ya por sí solo, este punto me parece un beneficio espectacular, ya que es justo lo que andamos buscando. Recuperarnos.
Para ocupar ese ratito que tenemos libre tenemos la oportunidad de hacer todas esas cosas bonitas que tenemos en mente y por problemas de agenda pasan siempre a un segundo plano. Leer, por ejemplo. Aunque los libros que me he ido leyendo yo en este periodo son monotemáticos: hablan de correr. Y, por último, pero no menos importante, podemos fomentar nuestra vida social fuera del entorno runner.
También hay que pensar que “reposo absoluto” no significa estar parado totalmente. Podemos aprovechar este paréntesis para trabajar el tronco, fortalecer de esta manera la zona abdominal y lumbar, y también brazos y hombros, que solemos tener olvidados y sin embargo son muy importantes a la hora de correr.
Y mientras tanto, vamos deshojando el calendario.