Confianza para conseguir la meta

Confianza para conseguir la meta

Confianza para conseguir la meta

Son muchas las variables que influyen en nuestro rendimiento (te recomendamos echar un vistazo a los artículos anteriores). Ahora bien, nuestra satisfacción como corredores dependerá de algo más que finalizar la maratón o lograr la marca deseada. “Sentirnos capaces de conseguirlo”, es decir, nuestra competencia percibida es la base de la autoconfianza.

Confiar es creer y saber que disponemos de la oportunidad, recursos y habilidades necesarias para llegar a cumplir la meta propuesta con éxito. Este conocimiento influye en nuestra motivación, en el tipo de diálogo interno que mantenemos con nosotr@s mism@s y en nuestra actitud para afrontar los retos, autorregularnos y abordar las dificultades de forma más o menos estresante.

Establecer objetivos sin la convicción o seguridad personal de poder lograrlos nos genera tensión, ansiedad, afecta a nuestra atención/concentración… Sentirnos sin la capacidad de manejar y/o ejercer algún tipo de impacto sobre nuestras circunstancias puede frenar nuestra inquietud a arriesgar y probar, reducir nuestra implicación deportiva e incluso hacer que abandonemos.

Por el contrario, confiar en exceso podría restar importancia a la preparación física y al esfuerzo, así como a otros factores como son el descanso y la nutrición… Puede incitarnos a querer hacer cosas para las que no estamos preparad@s. Además, en caso de no lograrlas nos sentiremos frustrad@s, pudiendo atribuir el fracaso, en un intento de proteger nuestra autoestima, a causas externas (organización, condiciones meteorológicas, afección médica…).

En definitiva, se trata de tener una “confianza óptima”. Nuestras expectativas de éxito han de ser altas, pero realistas y adaptadas a las circunstancias. Este nivel de seguridad favorece la atención/concentración, estimula el esfuerzo, refuerza la autoestima, facilita una gestión emocional adecuada y potencia nuestro rendimiento.

Para ello, insistimos en la importancia de marcarnos objetivos de proceso que nos permitan experimentar pequeños éxitos y nos aporten cierta sensación de control. Estos se centran en la ejecución/rendimiento, por lo que están orientados al momento presente y ponen el foco en aquello que podemos hacer en las condiciones actuales y que depende de nosotros. Algo que indirectamente contribuirá al logro del resultado deseado.

  • Planificación individualizada que incluya entrenamientos de calidad para potenciar las habilidades motrices, técnicas, tácticas y psicológicas. Partir de una línea de base e incrementar gradualmente la frecuencia e intensidad. ¡Escucha a tu cuerpo y sírvete de tus sensaciones como guía!
  • Objetivos realistas. Establecer metas a corto plazo reforzará la sensación de progreso, validando nuestro esfuerzo.
  • DAFO. Acrónimo formado por las iniciales de las palabras Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Esta herramienta permite entender mejor nuestras circunstancias actuales, conocernos en profundidad, además de ayudarnos a elaborar estrategias para lograr nuestras metas.

Buscaremos, sobre todo, potenciar nuestros puntos fuertes para basar nuestros objetivos en ellos. A la vez que nos permite analizar aquellos puntos débiles que sería prioritario reforzar a fin de potenciar nuestras virtudes y aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Observar las amenazas, nos ayudará a tomar conciencia de posibles dificultades y buscar/anticipar la mejor manera de afrontarlas.

Tan solo necesitas una hoja y papel para hacer este ejercicio. ¿Te animas?

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  • Diálogo interno. ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Lo que te cuentas es positivo y alentador o por el contrario te “machacas “continuamente? En cierto modo, somos lo que nos decimos. Dirigir el foco hacia lo que hacemos bien y alentarnos por ello, permitirá reforzar nuestra confianza.
  • Entrenamiento “invisible”. Disponer de todos los elementos que se encuentran bajo nuestro control en las mejores condiciones facilita un funcionamiento deseable y que tengamos mejores sensaciones tanto físicas como psicológicas.

Cuidar el descanso, alimentarnos e hidratarnos bien para proteger nuestra salud digestiva, así como para realizar los aportes nutricionales óptimos. Respetar los tiempos de recuperación, cuidar de nuestra musculatura y por supuesto, el trabajar los aspectos emocionales y situaciones cotidianas que añaden estrés. Todo ello, en conjunto, influirá en nuestra fluidez, respuesta motora, seguridad, etc. Aspectos clave para creer en nuestras capacidades.

Te mantienes en el camino, progresas en tus entrenamientos, en tu autoconocimiento y estás adquiriendo nuevos aprendizajes. ¡Confía!

 

Artículo escrito por Andrea Martínez Monteiro en colaboración con Raquel del Águila Bravo.

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