Uno de los problemas que se nos plantea a los runners es el hecho de los entrenamientos en verano, cuando el sol pica más y las temperaturas son más elevadas. Para continuar con la rutina de entrenamiento en verano es muy aconsejable modificar el horario en el que salgas a correr, porque, tal vez durante el año aproveches la pausa del mediodía para escaparte un rato del trabajo antes de comer y completar tu entrenamiento diario –así ya te olvidas al llegar a casa- y, porque todo hay que decirlo, que salir a correr te ayudará luego a rendir más en el trabajo. Pero de cara al calor intenso, esto ya no se puede hacer…
Así, puedes optar por salir a correr por la mañana, antes de ir al trabajo o por la tarde, cuando salgas de trabajo. Las dos opciones son muy válidas pero debes tener en cuenta una serie de factores condicionantes:
– Estado físico: por la mañana, si no estás acostumbrado a correr o tu cuerpo está medio dormido, es más difícil proponerse salir a correr. Por la tarde, el cansancio físico, dependiendo de tu trabajo, será mínimo y te puedes encontrar más fuerte para salir.
– Estado psicológico: al contrario que sucede con el estado físico, por la mañana tendrás la cabeza más despejada, seguramente te apetezca más salir y no busques excusas para no hacerlo. Por la tarde, en cambio, y después de una jornada de trabajo, tu mente esté bloqueada y lo último que le apetezca sea salir a correr.
– El rendimiento: si lo que tienes que hacer son series, mejor dejarlo para la tarde por el simple hecho del rendimiento. Por la mañana, vas a poder desayunar poco antes de salir a correr para evitar el flato o la mala digestión. Por la tarde, ya habiendo realizado el almuerzo y, tal vez la merienda, tengas más fuerzas para echarte unas series.
– Obligaciones: cuando te despiertas, si tienes familia y niños, puede que puedas escaparte un rato para correr porque al levantarte pronto ellos todavía duerman y te de tiempo de llegar a casa, ducharte y despertarlos. Por la tarde ya es más complicado. Pasar un rato con tus hijos puede ser uno de los casos por los que no puedas salir a entrenar.
– Imprevistos: al levantarte, pocos imprevistos o recados vas a tener. Solo te levantas y vas a trabajar. Por la tarde puede que te surjan otros planes para hacer, más allá de las obligaciones, como ir a comprar o que tu pareja te convenza para ir a comprar.
Ya has podido ver cómo es de importante planificarse los entrenamientos en verano, porque, aunque te levantes por la mañana y decidas correr por la tarde, puede que tus planes de tercien.