Josep Maria Chéliz tiene 82 años y un récord muy especial: es la única persona del mundo que ha corrido todas las ediciones del maratón de Barcelona. Nacido en Naval, un pueblo de Huesca con poco más de 250 habitantes, se trasladó a Cataluña de niño junto a su familia, donde se estableció de forma definitiva.
Actualmente, se prepara para participar en la 44ª edición del maratón barcelonés, una prueba que vio nacer y crecer a lo largo de cuatro décadas. En esta entrevista nos habla de su pasión por el running y los cambios que ha vivido el deporte, que ha pasado de ser una actividad desconocida a convertirse en una práctica masiva y popular.
¿Es verdad que ha corrido todas las ediciones del maratón de Barcelona?
Sí. Tengo la suerte de haber corrido todas las ediciones.
¿Cuándo empezó a correr?
Yo siempre he tenido una vida activa, esto me lo pasó mi padre. Cuando tenía 8 o 9 años vivía en un pueblo pequeño de Tarragona y con la pandilla hacíamos todos los desplazamientos corriendo endiabladamente rápido. Al cabo del día hacíamos varias tiradas de 800 metros. Es decir que en aquel momento, sin saberlo, ya estaba haciendo series. Ya de adulto, cerca de los 40, le propuse a un amigo ir a caminar por la sierra de Collserola todos los domingos. Allí nos contactó un grupo liderado por Toni Olivella que nos invitó a unirnos. Con este grupo subíamos al Tibidabo a paso de marcha y bajábamos corriendo.
Paralelamente, en esta época (años 70) comenzaban a llegar noticias de maratones, que para mí eran muy agradables. Las leía con el regusto de quien saborea un caramelo. Cuando en diciembre del 79 me enteré de que se iba a hacer una maratón en Barcelona le dije a Toni que quería correrla. Él me dijo que también y al otro día empezamos a prepararnos. Nos fuimos a la Zona Franca y medimos con el coche hasta El Prat, que eran 7,5 km, e hicimos el primer entreno de 15 km. Así entrenamos durante dos meses y medio y el día 16 de marzo corrimos la maratón.
¿Se acuerda de esa primera edición? ¿Cómo iban vestidos los corredores?
Sí, no tiene nada que ver con los tiempos de ahora. Yo no encontraba zapatillas para correr. Para la equipación fui a una tienda muy grande del centro de Barcelona y allí no tenían ningún equipamiento para correr. Me acabé comprando una camiseta de manga larga y un pantalón de lona azul. Finalmente, en otra zapatería, vi entre medio de las estanterías un zapato para correr. Era de un color fosforito bastante aceptable, con un poco de cuña. Resulta que mi número era el que estaba en el escaparate. Cuando el vendedor me trajo el otro zapato para probarlo, vi que tenían una gran diferencia de color. Entonces pregunté por qué y el vendedor me dijo que de tanto tiempo que llevaba ahí el sol le había cambiado el color al zapato. Me rebajaron 200 pesetas al precio. Para que vea cómo estaban las cosas en 1980.
¿Era popular el running en esos años?
No, para nada. Si te encontrabas a algún conocido se echaba a reír. Además, costaba salir con pantalón corto. Al ir por la calle la gente te miraba y te decía cosas. Si algún vecino me veía así por la Via Augusta se agarraba la cabeza. No era normal ver gente corriendo. Era algo totalmente atípico. Incluso costaba ver a alguien con chándal por la calle.
¿Y ahora? ¿Cómo ha vivido el cambio?
Yo durante muchos años hice apología del correr, porque aconsejaba a la gente tener una vida activa. Explicaba las ventajas de caminar de prisa y correr. Esto lo hice muchos años, pero ahora ya hace bastante tiempo que se generalizó la práctica y esta divulgación la he abandonado porque ahora parece que todo se arregla corriendo. Prácticamente, hemos pasado al extremo opuesto. Antes era la excepción, y ahora es lo que todo el mundo quiere o debería hacer.
¿Correr le ayuda a mantener una buena salud?
Por supuesto. Cuando comencé a correr la gente que no entendía lo que hacía. Me decían que era absurdo. Yo, partiendo de mi formación financiera, lo veía como una inversión. Correr para mí era una inversión con una rentabilidad inmediata y, también, un seguro a 25 años. Yo quería, al cabo de 25 años, poder coger una bicicleta y estar 5 horas encima de ella, y también hacer senderismo porque la montaña es lo que más me gusta. Yo lo extrapolaba a 25 años, pero me quedé corto. La rentabilidad es para siempre. Yo he superado largamente esos 25 años y sigo corriendo. Gracias a los beneficios del ejercicio me siento bien y puedo afrontar la vida de una forma totalmente distinta.
¿Qué le diría a las personas que tienen más de 60 o 70 años y piensan que ya es tarde para salir a correr?
Yo siempre he aconsejado caminar rápido. Esto lo puede hacer todo el mundo. Incluso, para alguien que empieza, le digo "Búscate dos pasos para caminar. Uno el paso normal, y otro más rápido". Para mí, caminar solamente no es ejercicio. El ejercicio empieza cuando subes el nivel. Por eso, como mínimo, tienes que ir a dos pasos. Si este paso ligero coincide con una subida, perfecto. Además, es importante cuidar la respiración. Hay que tener una respiración pausada y llenar los pulmones. Esto es lo que yo siempre he aconsejado. A nadie le he dicho "tú tienes que correr". Primero es mejor caminar rápido y activar el organismo. Si te sientes bien, ya puedes pasar a correr. Esto lo puede hacer todo el mundo y a todas las edades. Aunque sea 5 minutos normal y 5 minutos rápido, luego vas cambiando la proporción.
¿Qué es lo que más le gusta del maratón de Barcelona?
Primero que es mi maratón. Cuando corrí la primera en el 80 se me abrió un mundo totalmente distinto. La maratón era lo que yo estaba esperando. Al terminarla tomé la decisión de correr la del año siguiente. Pensé que de esa manera no dejaría de correr nunca. Y así fue. Por más que he corrido otras maratones fuera, con la de Barcelona me enganché y la hice mía. Me puse un objetivo personal de correr 25 maratones de Barcelona. Esto se me grabó en la cabeza con fuerza, hasta tal punto que yo cuando corría una nueva edición pensaba "me quedan 6 para las 25, me quedan 5", y así. O sea que me la apropié.
Tuvo muchas etapas distintas. Han cambiado muchas veces el recorrido, pero a fin de cuentas ha sido siempre un enriquecimiento. Es algo que forma parte de mi vida. Ahora, con 82 años, lo que quiero es correr la próxima y, si puedo seguir corriendo muchas más, también lo haré.