Entrena la supervelocidad

Entrena la supervelocidad

La supervelocidad es un tipo de entrenamiento poco habitual en los corredores de fondo pero no deja de tener sus ventajas (aunque es mucho más útil para los velocistas). Se trata de correr más rápido que la velocidad máxima que tiene una persona y para ello se necesita algún tipo de ayuda externa.

La manera más fácil de entrenar la supervelocidad es con una bajada ligera, pero no la única. De hecho, la propia Faith Kipyegon de Kenia (subcampeona del mundo de 1500 metros en Pekín 2015 y récord nacional) asegura que la pista donde entrena en Kericho ni siquiera es plana; tiene una ligera pendiente que usa en un sentido o en otro en función del momento de la temporada: hacia arriba cuando es época de carga y hacia abajo cuando es el momento de afinar.

Otro método habitual para entrenar la supervelocidad es a través de las gomas elásticas. Este método requiere la ayuda de un compañero y el uso de gomas elásticas largas y de gran resistencia (si la goma se rompe durante el ejercicio, lo más habitual es que alguno de los dos corredores o incluso ambos acaben en el suelo). Los dos corredores están unidos por una goma elástica y el que va delante empieza a correr a máxima velocidad. Cuando la goma empieza a tensarse el segundo corredor puede empezar a correr también y notará que gracias a la goma es posible correr más rápido que sin ella. Aunque este entrenamiento se puede hacer durante kilómetros, la supervelocidad sólo se consigue durante el momento que dura un esprín y depende en gran medida del nivel del corredor delantero.

Por último, el método más caro pero a la vez el más sencillo de controlar es el de las máquinas antigravedad como la famosa AlterG. En esta cinta de correr el atleta puede prescindir de hasta el 80% del peso corporal y, de esta manera, ser tan ligero que los pies casi ni tocan el suelo. El único inconveniente es que la máquina suele tener un límite de velocidad inferior al de la velocidad máxima del atleta pero, por el contrario, permite correr a velocidad submáxima durante mucho más tiempo. Por lo tanto, es el mejor método para entrenar la supervelocidad de los fondistas, mientras que los velocistas utilizarán mejor los dos métodos anteriores.

La principal ventaja de estos métodos de supervelocidad es que aumentan la distancia del paso mientras se utiliza la máxima frecuencia (muy superior a 200 pasos por minuto). De esta manera, el tiempo de contacto con el suelo es mínimo y, por lo tanto, se entrenan específicamente las fibras más rápidas. Del mismo modo, el impacto con el suelo es mayor y la fuerza excéntrica para parar el golpe (principalmente en los tendones de Aquiles y el rotuliano) es enorme. Por esta razón, este entrenamiento está completamente contraindicado en atletas que sufran alguna molestia en los miembros inferiores (aunque sea leve) y se recomienda no excederse en el número de repeticiones. Lo más habitual es que al día siguiente o incluso a las 48 horas, el atleta sufra cierto dolor tipo agujetas.

Ahora que ya sabes en qué consiste la supervelocidad, ¿te atreves con ella? Si eres un corredor de fondo, te animo a practicarla con precaución y sólo cuando hayas hecho varios meses de entrenamientos de series. Al fin y al cabo, este entrenamiento es un complemento a las series.

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