Somos más perros que Niebla. Y lo sabéis. Por eso, como corredores, una de las habilidades que desarrollamos con los años es la de encontrar la excusa perfecta para que, llegado el día de la carrera, podamos permitirnos un ‘pinchazo’ y justificarlo con los amigotes. Como si no pudiéramos tener un mal día igual que lo tienen los atletas de elite o cualquier deportista de cualquier disciplina. Si quieres echarte unas risas e incluso sentirte identificado (porque tú también has puesto excusas… ¡Y lo sabes!), mira estas 4 excusas “malas” de runner. ¿Cuál te suena más?
“He venido a entrenar”
Lo de entrenar con dorsal. Más viejo que el hilo negro. Que sí, que vienes a entrenar con dorsal, pero desde el primer kilómetro le estás zurrando a la zapatilla como si te persiguiera un dóberman que lleva siete días sin comer. Y es que lo de entrenar con dorsal está bien, mola, porque acumulas kilómetros divertidos en carrera en lugar de hacerlo en solitario en cualquier parque de la periferia. Pero seamos honestos: una vez te pones en la línea de salida de una carrera, con la megafonía, la musiquita épica y el dorsal colgando de la camiseta, te posee el espíritu de Kipchoge y quieres hacerlo lo mejor posible, no vaya a ser que tengas el día espléndido y consigas marca personal. Si fallas… entonces sí: “yo venía a entrenar”.
“Voy a ir de tranqui que vengo tocado”
Más vale prevenir que curar. Por qué dar explicaciones en la línea de meta si podemos hacerlo ya en la salida. Está guay ir adelantando trabajo. No nos gusta procrastinar. Ponerse la tirita antes de hacerse la herida. Llegar “tocado” a una carrera, un clásico que nos exime de cualquier mal resultado. Ya se lo hemos avisado a los compis de grupeta: no es que sea más lento que correr disfrazado de dinosaurio, es que vengo tocado y por eso no vais a ver cómo despliego todo mi potencial y talento maratoniano. Si luego resulta que te sale una carrera de 10, entonces es que mágicamente ese día no has sentido molestias. Claro, claro…
“Hoy no voy a por marca, solo a disfrutar”
No vas a por marca, pero te sabes de memoria todos los parciales que necesitas para conseguir tu mejor tiempo. Y te has estudiado el perfil del recorrido mejor que la Selectividad. Pero no vas a por marca, solo a disfrutar… A disfrutar en zona 5 del pulsómetro, ¿eh? Por eso cuando estás cruzando la meta estás más pendiente de parar el reloj en el milisegundo exacto al pisar la alfombra de cronometraje que de levantar los brazos para la foto. Venga, que nos conocemos y todos venimos a disfrutar, pero el día de la carrera queremos apretarnos al máximo y llevarnos a casa un saborcillo agradable. ¡Y lo sabes!
“No he entrenado nada”
Otro clásico. Todos tenemos un amigo que “nunca entrena nada” y hace 36 minutos en 10 kilómetros. Claro, genética y talento natural, como los africanos. ¿Verdad? Aquí nadie entrena nada pero nos compramos unas zapatillas hace un par de semanas y la suela ya va soltando trozos de caucho. Para muchos “no he entrenado nada” significa haber faltado a un entrenamiento en los últimos 4 meses. O no haber hecho la activación del día anterior a la carrera. ¡Pero cómo sois tan fantasmas! Si lleváis más kilómetros que el sombrero de Willy Fog.