Fibras rápidas, fibras lentas

Fibras rápidas, fibras lentas

Existen dos tipos bien diferenciados de fibras musculares: las fibras rápidas y las fibras lentas. Las primeras son capaces de contraerse a gran velocidad y sin necesidad de oxígeno; las segundas se contraen de manera más lenta y necesitan oxígeno para funcionar. En nuestros músculos se encuentran ambas pero la proporción de cada una de ellas es clave para saber si somos rápidos o no. Y eso lo determina la genética.

Los mejores velocistas del mundo pueden tener más del 70 u 80% de fibras rápidas pero un maratoniano (aunque sea de alto nivel) no superará el 30% casi con total seguridad. Y esto se puede ver en el color de los músculos. Por ejemplo, si las fibras son rápidas, el músculo es blanquecino; y si hay muchas fibras lentas, el músculo es mucho más oscuro, rojizo. ¿Te suena esto a la manera de clasificar la carne de los animales?

Las fibras lentas necesitan oxígeno para contraerse y esto obliga a la presencia de vasos sanguíneos y mitocondrias, además de la presencia de sangre que transporte el oxígeno. De ahí que el color de esos músculos sea más oscuro. En cambio, si las fibras son rápidas, apenas hay vasos sanguíneos ni sangre y el color blanco es el predominante. ¿Quieres verlo en un ejemplo? Los americanos lo descubren cada año en Acción de Gracias.

El pavo tiene los músculos de la patas oscuros y los de las alas, blanquecinos. ¿Por qué? Porque los músculos de las piernas sirven para caminar, estar parado… actividades aeróbicas. En cambio, los músculos de las alas son para salir volando, escapar… actividades explosivas que no necesitan oxígeno porque duran muy poco. Y tú, ¿de qué color tienes los músculos?

Autor: @marcroigtio

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