Histórica edición de la Barkley Marathons con tres finishers

Histórica edición de la Barkley Marathons con tres finishers

Tras cinco ediciones consecutivas de sequía (unido a la cancelación de la prueba en 2020 por el COVID-19), Barkley Marathons ha regalado a sus seguidores la edición más emocionante de su historia. Convertida en todo un mito por corredores de ultra-trail de todo el mundo –documental en Netflix incluido-, la Barkley Marathons se presenta como la prueba más disparatada y cruel del planeta. Una carrera concebida para el fracaso. Hasta el punto de que, por cada retirado, en el campamento se toca la marcha fúnebre. Algo así como un ‘Escape Room’ para ultreros.

Todo transcurre en el parque de Frozen Head, condado de Tennessee, Estados Unidos. En aquel lugar, con paisajes montañeros idénticos durante kilómetros y kilómetros, se celebra el siniestro juego. Un grupo de elegidos -sabe Dios cómo- se presentan ante el entrañable Lazarus Lake, ideólogo del evento, junto a una matrícula de su país de origen y 1,60 dólares. Hablamos de un tipo inconfundible por su frondosa barba, su camisa a cuadros y su gorro navideño. Sin duda, el más excéntrico de los organizadores de carreras.

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De hecho, cómo inscribirse a la Barkley Marathons es uno de los grandes secretos que envuelven de misterio a esta prueba. No tiene página web. No hay formularios de inscripción. Ni siquiera un email de contacto. La llave es convencer al entrañable gigantón mediante una carta de presentación argumentando por qué uno debe ser escogido y no los demás. Quien lo logra, jura mantener el secreto y no revelarlo jamás ante otros corredores. Todo muy ‘Illuminati’.

Un reglamento siniestro

El reglamento de la Barkley Marathons es otro despropósito. No hay señalización. No se permite el uso de relojes GPS. No hay un recorrido oficial. No hay puntos de avituallamiento. Ni siquiera se sabe la hora a la que comienza. Una vez todos los aspirantes están reunidos en el campamento de Frozen Head, la competición puede empezar en cualquier instante. Para dar el aviso, Lazarus Lake hace sonar una caracola y, poco después, se enciende un pitillo para poner el cronómetro en marcha.

La idea es recorrer 100 millas (160 kilómetros) a razón de 20 millas por loop en un tiempo máximo de 60 horas. En otras palabras, 12 horas por vuelta. Los participantes que no lleguen a tiempo de ‘fichar’ en cada bucle, quedan eliminados. Para certificar que han realizado el trazado correcto, al llegar al campamento deben presentar una página del libro que Lazarus Lake ha escondido previamente en ese vasto bosque de pinos. Los corredores no pueden ayudarse entre sí ni recibir asistencia externa. Cada uno hace su guerra.

Con estas siniestras reglas, que todos los candidatos aceptan con gusto antes de ofrecerse voluntarios al envite, la prueba se pone en marcha.

Albert Herrero firma el mejor resultado español de la historia

Entre los aspirantes de esta edición inolvidable figuraba Albert Herrero. El corredor catalán fue uno de los grandes protagonistas de la Barkley Marathons completando tres vueltas (60 millas) y abandonando en la cuarta por problemas físicos. Un exitazo. Y es que el resultado de Herrero es el mejor logrado por un corredor español en la historia de la Barkley. Se lleva para casa la experiencia inolvidable de haber participado en un evento único y, además, haber completado la bautizada como ‘fun run’, un título honorífico que se otorga a quienes finalizan los tres primeros bucles. Lo hizo en un tiempo de 32 horas y 3 minutos.

El vencedor de esta edición de la Barkley Marathons fue el francés Aurélien Sánchez, quien llegó al campamento completando la quinta vuelta tras 58 horas y 23 minutos. El corredor galo confesó que en las semanas previas había estado por la zona entrenando y tratando de aprender las diferencias de un bosque que es completamente idéntico en cada uno de sus rincones. Ante la sorpresa de todos, Sánchez rompía la racha de seis años seguidos sin finishers en la Barkley.

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Paradójicamente, unos pocos minutos más tarde, con un tiempo de 58 horas y 42 minutos, aparecía ante los ojos de Lazarus Lake un viejo conocido del lugar, John Kelly. El atleta local, residente en Tennessee, fue precisamente el último en lograr vencer a la “criatura” en el año 2017.

Y a tan solo 7 minutos de cumplirse el plazo reglamentario de las 60 horas, aparecía en el campamento ante el asombro de todos el belga Karel Sabbe, quien repitió aventura tras haber sufrido un cuadro de alucinaciones en la última edición. Con 59 horas y 53 minutos, Sabbe logró completar el “podio” de la Barkley.

De este modo Aurélien Sánchez y Karel Sabbe se han convertido en el 16º y 17ª corredores de la historia en haber inscrito su nombre como finishers de la Barkley Marathons.

Otro de los nombres propios de esta edición fue Jasmin Paris, empeñada en convertirse en la primera mujer de la historia en terminar la carrera. En esta ocasión se quedó en la cuarta vuelta. Quienes la conocen aseguran que volverá a insistir. Y es que pocos dudan de que, si hay una mujer en el mundo capaz de vencer a la Barkley Marathons, es ella.

La candidatura para participar en 2024 ya está abierta.

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