La articulación sacroiliaca: dolencias y tratamientos

La articulación sacroiliaca: dolencias y tratamientos

La articulación sacroiliaca es la que forman los huesos sacro e iliaco. El sacro es un conjunto de cinco huesos fusionados que está situado en la parte baja de la columna vertebral; mientras que el iliaco es un hueso en forma de oreja que sirve de asiento a las vísceras a la vez que da forma a la cadera. Se unen por una superficie más o menos lisa (muy lisa entre los niños y bastante rugosa a medida que nos hacemos mayores) que permite un ligero movimiento de torsión o deslizamiento, aunque este movimiento está fuertemente limitado por la presencia de unos ligamentos muy fuertes que unen los dos huesos.

Su movimiento no depende de la acción de los músculos directamente porque no hay músculos que vayan de un hueso al otro. Más bien, su movimiento se debe a la transmisión de las cargas que sufre el cuerpo humano, en especial en el apoyo monopodal. En esta posición, el peso de la parte superior del cuerpo se dirige hacia el sacro y éste se apoya en el iliaco de la pierna que está en contacto con el suelo para aguantarlo. Se produce, por lo tanto, un ligero movimiento del sacro respecto al iliaco que se llama nutación.

La nutación es la inclinación del sacro hacia adelante y su movimiento contrario, la contranutación, ocurre cuando el sacro se verticaliza. Pero aunque estos movimientos tienen nombre, su desplazamiento verdadero es casi nulo. Es el suficiente para darle flexibilidad a una estructura rígida. Con el tiempo, no obstante, sí se volverá cada vez más rígida y puede llegar a la anquilosis típica de la tercera edad.

En sí, la articulación sacroiliaca no suele dar problemas ni a los corredores ni a los no deportistas. Pero sí que es más habitual que haga daño aunque no sea por su culpa. Es decir, para lesionar la articulación sacroiliaca hay que sufrir un accidente traumático o un impacto muy potente en una caída de pie. Si no es así, su lesión es muy improbable. Pero notar molestias en la zona de la articulación sí es habitual y puede obligarnos a descansar para eliminar el dolor.

En general, la presencia de dolor en la articulación sacroiliaca se debe a un exceso de movimiento y este puede darse por algunas de las siguientes razones:

·         Por un problema en la columna lumbar: la mayoría de los ligamentos que estabilizan la articulación sacroiliaca provienen de la columna lumbar. Si ésta sufre alguna limitación en el movimiento que afecta la tensión de los ligamentos de la articulación sacroiliaca, ésta puede moverse en exceso y dar dolor.

·         Por un problema en la otra articulación sacroilica: solo tenemos un sacro pero dos iliacos; por lo tanto, existen dos articulaciones sacroliacas (derecha e izquierda). Si una de ellas está bloqueada y no permite ningún grado de movimiento, la otra puede tener que ocuparse de esa falta de movimiento y moverse más, con la habitual molestia que esto supondrá.

·         Durante el embarazo: las mujeres embarazadas segregan más relaxina, una hormona que dilata la gran mayoría de los ligamentos del cuerpo y, entre ellos, los de la articulación sacroiliaca. Al quedar más laxos, la articulación permitirá más movimiento y, por lo tanto, puede generar dolor.

Vistos los casos en los que la articulación sacroiliaca puede ser molesta, es hora de analizar los posibles tratamientos para eliminar el dolor. Al ser un dolor de carácter ligamentoso, su alivio no será instantáneo y durante los primeros días después del tratamiento se recomienda no excederse con el entrenamiento (en especial la carrera de alta velocidad ya que los impactos pueden ser todavía muy intensos).

·         Si el problema es lumbar: analizar la movilidad lumbar y tratar de restablecer el correcto deslizamiento de las carillas articulares con movilizaciones o manipulaciones. También puede ser necesario realizar alguna tracción para liberar los discos intervertebrales.

·         Si el problema es la otra articulación sacroiliaca: movilizar (o manipular) la articulación para que recupere su grado de movimiento y reduzca el trabajo de la otra.

·         Si se debe al embarazo: la mejor solución, en este caso, es utilizar una cincha o un cinturón a la altura de los huesos iliacos para fijarlos y evitar que se muevan demasiado en relación al sacro.

Los masajes transversos en la zona de dolor pueden ayudar a disminuir la molestia pero no serán capaces de eliminar la causa primaria y, por lo tanto, la lesión seguirá ahí. Por esta razón, si notas molestias en la articulación sacroiliaca, no dejes de visitar a tu fisioterapeuta de confianza. Él sabrá ayudarte y dar con la técnica más adecuada a tu caso.

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