Esta mañana he optado, de manera del todo excepcional y debido a molestias en el tobillo, por cambiar mi sesión de entreno – tocaba 3x(400+400+800) – y mientras rodaba, me iba preguntando si, por norma general, los “runners” somos disciplinados – por eso de que nos gusta sufrir – o, por el contrario, hacemos un poco lo que nos viene en gana, dejándonos llevar por las sensaciones y, a menudo, por la vagancia.
¿Sois de los que cumplen el programa previsto de entrenos a rajatabla, sea cuál sea la meteorología o buscáis la forma de saltaros las sesiones más duras con cualquier excusa?
El otro día leía una anécdota que viene a cuento en el libro “Mai no és tard” de Miquel Pucurull: Rob Hill lleva más de 50 años corriendo a diario, sin saltarse tan siquiera las fiestas de guardar. De hecho, tuvo un accidente de coche y se rompió el esternón y aún así, a la que su mujer salió por la puerta para ir a trabajar, ¡se calzó las zapas y a correr!
Yo me considero, para algunas cosas, muy “latina”, es decir, flexible y abierta, pero confieso que para esto del correr soy más bien de mente cuadriculada, hasta el extremo que si tengo algún viaje previsto, miro mi calendario y empiezo a sudar si veo que, justo esos días, me tocan series…. Un rodaje, aún te lo puedes organizar, pero el tema de las series ya se complica si no conoces el terreno.
Pues a lo que iba, mi planning mensual de entrenos es mi biblia; está encima de la mesita del sofá, en primer plano, y los entrenos grabaditos en el Garmin. Cada noche, antes de ir a dormir, le echo una ojeada para reconfirmar lo que toca a la mañana siguiente, compruebo mentalmente el recorrido y ya, tranquila, me voy a la cama.
Pero ayer por la noche, el pie me dio un toque de aviso… mejor no hacer las series que tocan mañana, me dijo…. Así que hoy he optado por escuchar al cuerpo y he salido, simplemente, a rodar.
Cabezota como soy, me he pasado los primeros kilómetros valorando qué hacer: ¿Cumplir cual soldado con el planning establecido o “perder” un entreno a cambio de un rodaje? Y, por suerte, mi cerebro se ha flexibilizado y me ha hecho tomar la decisión más acertada, cambiando el punto de vista. No se trata de “perder” una sesión, todo lo contrario. Es no hacer un entreno exigente, cuando el cuerpo no está en condiciones, para no perder, quizás, días y días de recuperación por una eventual lesión.