¿Qué es la Dieta Flexitariana? Consiste en seguir una dieta vegetariana (incluyendo huevos, lácteos y miel) y de vez en cuando, sin obedecer a un criterio fijo previamente establecido, consumir alimentos de origen animal tales como carne o aves, pescado o marisco. Entiendo que los insectos formarían parte del pool de excepciones.
En su día, el periodista gastronómico Mikel Iturriaga escribió un artículo sobre el tema, en el blog El Comidista del diario El País, donde se explicaba muy bien que es eso de ser flexitariano.
Se me ocurren varias ideas sobre el tema:
1- El ser humano es flexitariano por definición y evolución. En el transcurso de la historia de la humanidad, acceso regular a la comida lo tenemos desde hace no demasiadas décadas, gracias a los grandísimos progresos en materia agroalimentaria que así lo han permitido. Pero resulta que durante millones de años los humanos hemos comido lo que se ha podido. Y no olvidemos que ha sido de todo, pues somos omnívoros. Y con la frecuencia que la naturaleza y los avances en materia de conservación alimentaria han permitido.
2- Nuestro sistema digestivo permite el omnivorismo. Ese ha sido un factor de adaptación al medio muy importante que nos ha situado en la cúspide de la pirámide de los ecosistemas de todo el planeta, pudiendo llegar a establecer nuestras comunidades en prácticamente cualquier rincón del planeta: desiertos, zonas tropicales, montañosas o costeras, zonas árticas y hasta en el Mediterráneo, lugar donde se ha establecido la dieta considerada como más saludable del mundo. Una especie que no hubiera establecido el omnivorismo como forma de alimentarse, dudo mucho que hubiera evolucionado al punto que lo ha hecho el Homo sapiens.
3-A nivel dietético (en términos de salud) es absolutamente sostenible mantener un estilo de alimentación vegetariano, incluyendo lácteos y huevos, con el objetivo de cubrir las necesidades nutricionales de una persona sana o con una actividad física normal.
4-Si pretendemos cuidar de nuestro entorno, la producción de carne necesaria para que toda la población del planeta pueda consumirla en la cantidad que lo hacemos en el primer mundo, es insostenible. La FAO ya advierte de este hecho. Y dietéticamente no es necesario, ni nos hará más felices, consumir frecuentemente sabrosas hamburguesas de ternera, por mucho que se empeñen algunas compañías de restauración. Las recomendaciones en el consumo de carne creo que, a medio plazo, tenderán a la baja.
Un estilo de alimentación que proporcione salud, o en todo caso que no la quite, que ya sería un buen objetivo en sí mismo, y que también tenga en cuenta que los recursos naturales son limitados, más que flexitariana, debiera llamarse dieta adecuadamente saludable y perdurable. Sería la dieta del sentido común. Vamos a ir poniendo las cosas en su sitio, que ya toca!
The New York Times ha publicado muy recientemente un artículo sobre los flexitarianos, firmado por el periodista Mark Bittman. Merece la pena leerlo. Se proponen atractivas recetas y se argumentan ideas razonables.