La electroestimulación para el corredor

La electroestimulación para el corredor

En el año 1971, el fisiólogo ruso Yakov Kots publicó un artículo en el que afirmaba que la corriente de electroestimulación que él inventó conseguía unas mejoras de entre el 30 y el 40% de la fuerza del atleta con sólo cinco semanas de tratamiento. Pero durante los años siguientes, muchos investigadores han intentado duplicar ese experimento y nunca han conseguido los mismos resultados. ¿Es la electroestimulación un timo?

A día de hoy todos sabemos lo que es un electroestimulador y en el mercado existen una gran variedad de ellos. La mayoría están diseñados para ser utilizados en casa sin riesgos para el paciente y con programas ya definidos en función del tratamiento que queramos conseguir: muscular, reducir el dolor, rebajar una inflamación, recuperar las piernas, etc. Pero no siempre fue así.

Los primeros electroestimuladores eran enormes y difíciles de mover de un lado a otro, pero lo peor era que se requería mucha pericia para saber los parámetros que convenían en cada caso particular: cuántos hercios, cuántos segundos de contracción, cuantos segundos de pausa, cuántos milisegundos de impulso... Ahora es más sencillo, pero tenemos que fiarnos de los programas que la maquina lleva y confiar en que están bien diseñados.

El caso es que los usos de la electroterapia son múltiples y la electroestimulación es sólo una pequeña parte de todo el abanico de posibilidades. Si bien el tratamiento del dolor ha estado muy estudiado con esta técnica y se sabe con ciertas garantías qué corrientes se pueden usar para tratar según qué tipo de dolor, la teoría de la electroestimulación no concuerda del todo con los resultados conseguidos en la práctica. Pero vamos por pasos y separemos la electroestimulación en dos grandes apartados: la recuperación de una lesión y la electroestimulación como parte del entrenamiento.

La recuperación de una lesión

Si hemos sufrido una lesión que nos ha imposibilitado correr durante unas semanas o, peor aún, si hemos tenido alguna parte de nuestro cuerpo inmovilizada, nuestra musculatura habrá sufrido atrofia en mayor o menor medida. Pongámonos en el peor de los casos: una inmovilización de más de tres semanas. Los músculos fásicos (también llamados dinámicos) son aquellos capaces de generar grandes movimientos y gran cantidad de fuerza, aunque se fatigan con cierta facilidad y se atrofian rápidamente si no son ejercitados; el ejemplo más característico es el vasto interno del cuádriceps. Este músculo y otros como el glúteo medio, los gemelos y el tibial anterior, parecerán papel de fumar después de una inmovilización de tres semanas o más.

Los otros músculos, llamados tónicos o de la estática, se encargan de mantener el cuerpo en equilibrio y las articulaciones centradas; no generan grandes dosis de fuerza, pero su función es fundamental para el correcto movimiento de los miembros y no se atrofian con facilidad. Son ejemplos de estos músculos el bíceps femoral, el psoas, el sóleo y los flexores plantares.

Llegados a este punto y después de eliminar la inmovilización de una vez, las articulaciones afectadas no estarán en condiciones de moverse libremente. Será necesario ser cuidadoso con el movimiento y una buena manera de trabajar la musculatura para que recupere su tono ideal es la electroestimulación. En el caso del cuádriceps, por ejemplo, lo ideal será empezar el tratamiento con la rodilla en extensión o ligera flexión y aplicar los electrodos de manera que el craneal está al comienzo del músculo (cerca de la cadera) y en la parte caudal se utilice una bifurcación para colocar los electrodos tanto en el vasto interno como en el vasto externo (cerca de la rodilla).

La electroestimulación permite trabajar la musculatura de manera estática (isométrica), algo muy recomendable en estas primeras sesiones después de la inmovilización. Dependiendo del programa elegido, la corriente durará un mínimo de tres segundos y puede incluso llegar hasta diez, con su correspondiente reposo de veinte segundos o más. Y la intensidad la marcará la tolerancia del paciente.

Estas sesiones de electroestimulación se pueden realizar de manera diaria siempre que el paciente soporte la carga de trabajo y, a medida que el tratamiento avanza, la aplicación de la corriente variará incluyendo más grados de flexión de la rodilla hasta aplicar las corrientes con una flexión de 90º e incluso aplicándolas en combinación con algún ejercicio de fuerza como las sentadillas, pero esto lo explicaré a continuación. También se pueden variar poco a poco los parámetros de las corrientes para hacerla más explícita hacia las fibras rápidas, pero esto sólo será posible en los equipos de electroestimulación que maneje un fisioterapeuta.

La electroestimulación como parte del entrenamiento

Aquí la evidencia sobre si funciona o no resulta un poco más difícil de encontrar. Desde que Kots publicó ese artículo sobre los beneficios que producían las corrientes, todos los entrenadores y fisioterapeutas han querido buscar los mismos resultados pero se han dado de bruces. Algunos pacientes individuales sí llegaron a mejorar mucho, pero eso no confiere evidencia al tratamiento porque otros no mejoraron tanto e incluso otros empeoraron.

La mayoría de estudios sobre el uso de las corrientes en el entrenamiento de fuerza no se han hecho con corredores. Son más habituales en futbolistas y en saltadores o en levantadores de pesas, donde los valores de fuerza máxima o fuerza explosiva se convierten en vitales. Pero en los corredores de fondo, donde la fuerza  resistencia y la fuerza reactiva son las importantes, hay muy poco conocimiento sobre su utilidad.

Se ha intentado averiguar si aplicaciones de muy baja frecuencia (5 a 10Hz) durante varias horas podrían aumentar la resistencia de la musculatura y parece ser que aplicadas durante tres horas llegaron a aumentar la resistencia de los tibiales anteriores en chicas no deportistas, pero sigue sin ser un dato muy útil como para perder tanto tiempo con esta técnica. ¿Qué habría pasado si las chicas ya fueran deportistas? ¿Habrían mejorado tanto o no habría diferencia?

Otras teorías indican que el beneficio que puede tener la electroestimulación es la posibilidad de contraer más fibras musculares que en una contracción voluntaria pero, por otro lado, la estimulación va directamente a las motoneuronas del músculo sin pasar por la médula espinal y no queda claro que este aumento de fuerza pueda ser utilizado en las posteriores contracciones voluntarias (que sí pasan por la médula espinal).

En todo caso, la electroestimulación se usa como método de entrenamiento y quizá sí consigue mejoras en el rendimiento aunque no se sepa todavía porqué. La aplicación más habitual suele ser de manera estática como en la recuperación de una lesión pero parece mucho más efectiva de manera dinámica.

Del mismo modo que en el gimnasio no entrenamos las sentadillas de manera estática, tampoco deberíamos entrenar la electroestimulación parados. Si utilizamos un programa que contraiga nuestra musculatura durante tres o cuatro segundos y luego nos deje descanso, podemos utilizar estos segundo de trabajo para hacer una sentadilla y así sumar los efectos de la sentadilla a los de la corriente.

Al principio debes andarte con cuidado tanto con la intensidad como con la técnica porque los efectos de la corriente se suman a la contracción que tú hagas y esto te puede despistar, aunque difícilmente te harás daño si lo haces de manera progresiva.

Conclusión

La electroestimulación es muy útil para recuperarnos de una lesión en la que hemos estado inmovilizados y también se puede utilizar como complemento para entrenar la fuerza, pero sin esperar los milagros que nos quieren vender.

Siempre que sea posible, pregunta a un fisioterapeuta cuál es la mejor corriente para cada caso y no aumentes la intensidad más allá de tu tolerancia. Los equipos de electroterapia domiciliaria están diseñados para que no te puedas hacer daño, pero si no tienes la precaución debida, puedes sufrir mucho.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...