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La tracción como calmante de molestias

La tracción consiste en separar, dentro de unos límites fisiológicos, las dos caras de una articulación. Con ello se permite a las articulaciones un poco de “respiro” como contrapartida a la continua compresión a la que están sometidas. Por poner un ejemplo, ¿en qué momento crees que tus rodillas -la articulación entre el fémur y la tibia- están en reposo? Pues cuando nos sentamos en una mesa o en una silla alta y las piernas caen sin que los pies toquen el suelo. En esta posición, la tibia ejerce una tracción hacia abajo y se separa ligeramente del fémur, aumentando la circulación del líquido articular. Esta mejora de la circulación intraarticular mejora, entre otras, la nutrición del cartílago. Y lo que ocurre con la rodilla pasa con todas las articulaciones llamadas sinoviales, las que tienen cápsula sinovial.

No todas son tan fáciles de estirar como las rodillas. Para estirar las caderas, por ejemplo, es necesario que nos ayuden. Y lo mismo pasa con los tobillos, pero no con las lumbares. Si nos “colgamos” de los brazos y dejamos el cuerpo relajado, nuestra columna lumbar se traccionará y se aliviarán las molestias de la continua compresión. De hecho, ¿no has visto nunca una máquina de inversión, esas en las que te colocas bocabajo? Se basan en los beneficios de la tracción lumbar para reducir el dolor que causa la compresión.

No lo dudes más y, con cuidado, benefíciate de la tracción. Hay que evitar los movimientos bruscos (las articulaciones responden bien a la tracción suave y mantenida, ya que la cápsula es un tejido fibroso). Tus articulaciones te lo agradecerán.

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