Los metas son unos huesos alargados, del tamaño del tapón de un boli bic, que a menudo dan problemas a los atletas. Lo más habitual, si escuchamos hablar de ellos, son las fracturas por estrés. Éstas se dan en corredores que realizan muchos kilómetros o en los minimalistas que han hecho una transición demasiado rápida. Pero el quinto meta, el del dedo pequeño, tiene otros problemas.
En su base, en la parte más cercana al tobillo, tiene un relieve que suele sobresalir un poco. Hay atletas que sufren dolores en esa zona por culpa de la costura de las zapatillas, que en ocasiones tienen un refuerzo justo ahí. Es algo parecido a un juanete, pero en mitad del pie.
Otro problema habitual es la fractura del esa “base del quinto meta”. Se da más en corredores de montaña porque suele ir acompañada o de la mano del esguince de tobillo. Cuando el pie se inclina bruscamente, el músculo peroneo se contrae en cuestión de milisegundos y con tanta fuerza que puede llegar a arrancar un trozo del hueso metatarsiano. Si esto ocurre, se tendrá que inmovilizar el pie y es posible que se tenga que poner un clavo (o una pequeña aguja) para fijar el fragmento de hueso.
Así que cuida “tus metas”.
