La rodilla del corredor

La rodilla del corredor

La rodilla es la más voluminosa de las articulaciones y la más vulnerable al traumatismo. Está sujetada por las dos palancas más largas del cuerpo (la tibia y el fémur). Biomecánicamente es considerada como inestable, ya que la superficie articular de la tibia es plana y la del fémur tiene forma de elipse. La estabilidad le viene dada por el resto de estructuras: meniscos, ligamentos cruzados y laterales, cápsula articular, rótula y músculos. De allí que una de las lesiones más comunes sea la rodilla del corredor.

A la rodilla le llegan músculos de todas partes. Por su lado exterior se encuentra el vasto lateral y la cintilla iliotibial. Por la parte interior está el vasto medial y por el centro llega el tendón del cuadriceps. Debajo de los tendones se encuentran las bursas y debido al roce o fricción los tendones se inflaman y las bursas se hacen dolorosas (bursistis).

El síndrome de la cintilla ileotibial, conocida como rodilla del corredor, se produce cuando se tensiona este músculo, provocando que en su paso por la rodilla roce con la bursa y el fémur, y cause una fricción que provoca dolor intenso. Se trata de un dolor punzante que hay que tratar al menor síntoma para prevenir una lesión mayor. Estos dolores localizados en la parte lateral de la rodilla se hacen patentes durante la carrera, especialmente en terrenos con desniveles, ya sea ascensos o descensos, y se agrava al ampliar la zancada.

Además de correr en superficies duras sin la correcta amortiguación hay otras circunstancias que pueden agudizar la lesión:

- Cambio de zapatillas (no adecuadas a las características de la pisada).

- Desgaste del calzado y pérdida de amortiguación.

- Aumentar el volumen de kilómetros de forma exagerada.

- Incrementar el peso (correr con mochila).

- Pérdida de fuerza en el glúteo medio.

Para eliminar el dolor hay que dejar de correr, reducir la inflamación y estudiar la causa primaria con la intención de eliminarla, si es posible. Para tratar la inflamación podemos utilizar hielo, antiinflamatorios, ultrasonidos o iontoforesis (aplicación de medicamentos con corrientes de fisioterapia), mientras que en circunstancias más graves o donde las prisas mandan, se puede aplicar una inyección de corticosteroides con buenos resultados, aunque no es del todo recomendable.

A la vez que se lucha contra la inflamación se pueden trabajar otros aspectos importantes, como los estiramientos de la cara lateral del muslo y la fuerza del glúteo medio. De hecho, estos ejercicios también serán los indicados en el caso de que la lesión sea crónica o el tratamiento antiinflamatorio no dé un resultado satisfactorio.

  • Masaje de la cintilla iliotibial: utilizando un rulo de espuma dura (foam roller) y colocándonos de costado en el suelo, rodaremos el lateral del muslo por encima del rulo produciendo un masaje firme pero no agresivo. Aunque puede ser un poco doloroso, este masaje relajará la excesiva tensión de la fascia lata y, como consecuencia, reducirá el grado de fricción en su parte distal con el cóndilo del fémur.
  • Fortalecimiento del glúteo medio: está demostrado que un glúteo medio débil incrementa la tensión de la cintilla iliotibial. El glúteo medio mantiene el tronco en posición vertical durante el apoyo monopodal, pero si no es lo bastante fuerte, el tronco se ladeará como un metrónomo: primero a un lado y luego a otro (seguro que conoces a varios corredores con este estilo). Este movimiento tensa la cintilla iliotibial y se previene con un glúteo medio fuerte.

  1. Colócate de pie con una goma elástica entre las dos piernas a la altura de los tobillos e intenta separar (abrir) una de ellas; aguantas tres o cuatro segundos y cierras.
  2. Haz sentadillas con una sola pierna (mejor desde un escalón o step) fijándote en que la rodilla siempre mire hacia delante.

  • Desplazamiento lateral de la tibia: si la cintilla va de la pelvis a la tibia, un mejor alineamiento podría evitar el roce de ella con el cóndilo femoral. Por lo tanto, si pudiéramos desplazar la tibia lateralmente respecto al fémur, conseguiríamos este objetivo. Para ello, tenemos que colocar la rodilla con unos 30º de flexión e intentar cizallarla con las manos: la de fuera aprieta la parte distal del fémur hacia dentro y la de dentro, la parte superior de la tibia hacia fuera.
  • Kinesiotaping: el kinesiotaping es ese esparadrapo de colores que habréis visto en muchos deportistas. Su modo de aplicación está basado en tensiones: a mayor tensión, mayor fuerza transmite a los planos musculares y fasciales y, por lo tanto, más se separarán entre ellos. Sabiendo esto, se aplicará con bastante tensión a nivel del cóndilo femoral y sin tensión en el resto del trayecto de la cintilla.

Os dejamos con este vídeo con algunos ejercicios interesantes para trabajar, y reforzar, la musculatura que nos ayudará a proteger la cintilla iliotibial.

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