El pasado 19 de abril se celebró la 30 edición de la Spring Half Maratón de Budapest, una media maratón bonita, europea y con el rio Danubio como gran acompañante. Junto a esta media maratón durante el día se realizaron también la modalidad de 10 km y 7 km, mucho más populares y festivas.
Es una prueba recomendable para quien quiera iniciarse en la moda del turismo de running, por dos motivos: el primero que es una carrera rápida, bonita y con buena temperatura y el segundo que Budapest como ciudad de turismo puede ser un destino mucho más económico que otras grandes ciudades europeas pero igual de atractiva si cabe.
Dicho esto, podemos decir que la prueba dentro de no tener los participantes ni los recursos de otras grandes pruebas del continente, no tiene nada que envidiarles: una feria del corredor en una amplia extensión de hierba dentro de una gran isla rodeada por el Danubio (Isla Margarita) que ya les gustaría a muchas Medias Maratones y una salida de carrera muy animada, con un calentamiento colectivo conducido por un trainner en una escenario que hacía las delicias de los runners más nerviosos. Wifi en todo el espacio exterior, zona de guardarropía bien diseñada, inflables para niños, tiendas, muchos corredores centroeuropeos daban un ambiente internacional a la prueba y mucha ilusión.
La prueba se desarrolla en un 90 % a orillas del Danubio entrando solo una vez en el centro de Pest; puedo decir que como corredor, “trotar” a orillas del Danubio, con la ciudad de Buda en un lado y Pest en el otro con el sol en la cara ya es una gozada, pero lo más emocionante es cuando se cruza el Danubio por los imponentes puentes que separan Buda de Pest, los europeos del sur (como nos llaman ahora) no estamos tan acostumbrados a estos gigantescos ríos, ni a los puentes que los cruzan. Otro momento mágico de esta Media Maratón es cuando pasamos por delante del Parlamento de Hungría, edificio imponente y seña de identidad de Budapest que nos deja con la boca abierta. Respecto a los datos más técnicos de la carrera, los organizadores dispusieron de 5 avituallamientos bien espaciados por toda la prueba, eficaces pero un pelín sencillos (agua en vaso de plástico y plátano), diferentes bandas de música o DJ’s que iban acompañando a los participantes en diferentes lugares del recorrido y no podían faltar los diferentes habitantes de la ciudad que iban acompañando y apoyando en todo su recorrido; siendo muy considerable el público que seguía la carrera en la parte final de la prueba en su vuelta a la Isla Margarita donde estaba la Meta.
Como conclusión, solo decir, que dentro de no ser una de las medias maratones clásicas del continente, es una muy buena prueba para correr por una ciudad imponente, sin grandes aglomeraciones de participantes como en otras pruebas, bien organizada y con unos costes de alojamiento y comidas mucho más bajos que cualquier ciudad con su belleza. La sensación que me trasmitió es que es una prueba que tiene mucho recorrido y que en los próximos años puede aumentar su importancia ya que tienen mucho potencial tanto la prueba como la ciudad, y esto lo demuestra que en septiembre vuelve a haber una nueva media maratón (¿cuantas ciudades tienen dos medias maratones?) y en octubre se celebra la Maratón de Budapest.
Nada ya lo sabéis, si queréis conocer Budapest, en septiembre o octubre tenéis dos oportunidades perfectas para hacer turismo runner.
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