Trabajar la fuerza reduce el riesgo de lesionarse pues, reforzamos estructuras articulares, ligamentosas y musculares, adaptándolas a las cargas que suponen los miles de impactos a los que las sometemos al entrenar la carrera.
Es importante saber trabajar adecuadamente la fuerza y para empezar, un buen conocimiento de la técnica de los ejercicios a realizar es básico para que este método no se convierta en un arma lesiva en lugar de una gran ayuda.
Además, debemos saber cuando aplicar dicha fuerza y en qué momento de la temporada hacerlo, ya que si no lo hacemos así, podría dar al traste con nuestros objetivos.
Un buen trabajo de fuerza-resistencia de base se debería llevar a cabo en las fases iniciales del entrenamiento de pre temporada, con ejercicios en gimnasio de 3-4 series de 12-16 repeticiones con un ritmo de ejecución medio-lento, sin olvidar la fase excéntrica del movimiento.
En este inicio de temporada, los ejercicios deberían ser genéricos, con grandes grupos musculares y sin trabajar específicamente el deporte en cuestión, ya que poco a poco los ejercicios se deberían ir especificando orientándolos hacia la disciplina/distancia de cada uno.
A medida que la planificación avanza, el trabajo debería convertirse en más específico a nivel de series, repeticiones y ejecución de movimientos debiéndose “parecer” cada vez más al gesto deportivo, introduciendo las series en subidas, trabajos lastrados, multisaltos y un buen trabajo de tobillos a nivel elástico-reactivo.
Tampoco debemos olvidar el trabajo del de tronco superior, pues un buen tono abdominal, dorsal y de brazos, nos permitirán adoptar una posición adecuada cuando corremos.
Así pues, no debemos olvidar el trabajo de fuerza para los runners, muy importante si queremos evolucionar en nuestros entrenamientos y no estancarnos limitándonos a correr solamente.