On Running Cloudsurfer. Prueba a fondo

On Running Cloudsurfer. Prueba a fondo

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No puedo empezar esta prueba sin expresar que me hace cierta ilusión escribir sobre un modelo de On Running y es que, tras varios meses sin poder correr debido a una hernia discal, las Cloudrunner me ayudaron a volver a sumar kilómetros. Además, parto con algo de ventaja respecto a quien se disponga a hacer sus primeros kilómetros con estas zapatillas, ya que mis piernas acumulan casi 1000 km corriendo sobre las denominadas ‘nubes’ que tienen como suela.

Pero antes de meterme en faena, empecemos por los cimientos. On Running es una marca suiza de zapatillas que un ingeniero, al que sus maltrechas rodillas le impedían correr, empezó a imaginar ya en 2005.  No fue, sin embargo, hasta enero de 2010 cuando la marca se formalizó y se diseñó el primer prototipo, con el prestigioso Ironman Olivier Bernhard  como alma máter deportiva del proyecto. En julio de 2010 se empezaron a comercializar las Cloudsurfer y en enero de 2011 se presentó un nuevo modelo, las Cloudrunner.

Fue en enero del año pasado cuando On dio en el clavo. La aparición de un par de modelos más, las Cloudstser –iniciación- y Clouracer -voladoras- y el restyling al que fueron sometidas las dos versiones que ya existían, las han puesto en capacidad de luchar en el mercado de tú a tú con marcas y modelos más reconocidos. Y es que, aunque a mis anteriores On les tuviera un cierto cariño, sí que apreciaba algunas deficiencias que la marca suiza ha rectificado con acierto.

Sí se mantiene, por suerte, la alta calidad de los materiales y la percepción de que estamos delante de un productor Premium. Las zapatillas vienen en una caja negra de diseño y cartón duro que contiene, además de las zapatillas, una tarjeta con número de usuario para registrar tu nueva adquisición en una web especial -aunque después no sirve para nada- y un doble cordón de diferente color -negro en este caso- por si alguien lo prefiere al verde fosforito con el que van equipadas de serie.

Estéticamente siempre mantengo muchas discusiones con mi entorno zapatillero, pero en el caso de las Cloudsurfer no he encontrado a nadie al que no le gusten merced a su línea sobria pero atractiva. Una opinión que se repite en el modelo para mujeres, con unos colores realmente acertados. Llama la atención la uniformidad de toda la zapatilla y los minimalistas detalles estilísticos que posee. Quizás alguno prefiera que se noten de alguna forma más aparente los 139 euros (precio recomendado) que cuestan con grandes marcas o logos, pero la sencillez de su diseño para mi es un plus en este caso.

En la mano, el upper está compuesto por una malla negra que favorece la ventilación y ligereza con refuerzos en las zonas que lo necesitan, como la puntera o el tobillo. La parte delantera es bastante ancha y rectangular, con lo que aquellos que tengan los pies anchos -como es mi caso- no tendrán ningún problema de estrecheces. La parte del talón es robusta y coge bien el tobillo, mientras que cuenta con un anillo de abertura de considerables dimensiones, quizás determinado por el hecho de que un triatleta haya sido parte fundamental en el diseño, y que hace que sea muy fáciles de poner, con lo que favorecen en una eventual transición bike-run.

Aunque no cabe duda que la suela es lo que más llama la atención. Los responsables de nuestro contacto con el suelo son 13 cilindros de goma, dentados para mejorar el grip, bautizados como nubes y dispuestos en dos parejas en el talón y tres tríos en el antepié. Esta amortiguación en 3 dimensiones ya sorprende sólo calzándose las zapas, ya que se percibe una extraña sensación de flotabilidad y ausencia de estabilidad. Ésta última desaparece, en gran parte, al correr los primeros kilómetros con ellas.

La razón de esta curiosa suela viene dada por el estudio científico en el que el creador de las On se percató que sus articulaciones le dolían menos cada vez que corría por superficies blandas, como grava o arena. Éste señaló que cuando se corre las piernas reciben dos tipos de impactos: verticales y horizontales. Las zapatillas habituales amortiguan el vertical, con lo que se empeñó en minimizar también el horizontal con estos cilindros de caucho que reducen el impacto en un 25% (según el Laboratorio Suizo de Pruebas de Material e Investigación) y que también ayudan en el despegue cuando las nubes se vuelven rígidas al separarnos del suelo impulsándonos hacia adelante.

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Aunque se ve una zapatilla ancha, no se trata de un modelo pesado, más bien al contrario. En marcha incluso dan la sensación de ser bastante más ligeras de los 290 gramos (talla 8’5 US) que marcan en la báscula.

La comodidad es uno de sus puntos fuertes. Incluso con el pie ancho, se acoplan como un guante, además de ser muy esponjosas. La malla proporciona una buena ventilación y sólo se echa en falta un material más tupido cuando se mojan.

Para sentirse cómodo con ellas hace falta acostumbrarse. Son diferentes a todo lo probado con anterioridad. Se trata de unas zapatillas ideales para quienes cuenten con una gran técnica de carrera y ayudará a obtenerla a los que estén exentos de ella. Por la construcción de las nubes, más altas y cortas en el talón que en la puntera, a las Cloursurfer se les saca mayor rendimiento pisando con las punteras. Los taloneadores no lo pasarán tan bien con ellas. Incitan a cambiar la forma de la pisada.

Es en terrenos duros -asfalto y seco- donde ofrecen las mejores prestaciones y mejor se aprecia la amortiguación de las nubes y el empuje extra que proporcionan en el despegue al volver a su posición inicial. Aunque es cierto que se pueden utilizar en caminos pedregosos sin miedo a que las nubes se rompan -en los casi 900 km que me duraron unas de ellas no sufrieron ningún percance- sí que se vuelven incómodas cuando se cuelan piedras entre las nubes o en el hueco de sus cilindros. Cabe decir  que a partir de los 800 kilómetros desciende de la amortiguación ofrecida; momento de sustituirlas.

Apreciarán especialmente la dinámica de estas zapatillas aquellos que se quieran introducir de una forma poco drástica en el natural running. Con un drop de 7 milímetros, no estamos delante de un modelo minimalista al 100%, pero sí que puede servir de iniciación gracias a unas sensaciones muy parecidas combinadas con mayor amortiguación. El sistema Cloudtec consigue un nivel de amortiguación enorme, que soluciona los problemas traumáticos del minimalismo y hace que no sólo sirvan para correr rápido, sino que sean recomendables para aquellos corredores más populares que pretendan hacer más livianos los impactos contra el suelo.

En definitiva, son ideales para corredores que busquen calidad y diseño en sus zapatillas y con pisada neutra o pronadora leve. Las zapatillas se sienten rápidas y ligeras y son ideales para distancias entre los 10 y los 21 kilómetros con ritmos de alrededor a los 4 - 4'30 minutos el kilómetro. Para ir más rápido deberíamos elegir las Cloudracer y si superamos los 5 m/km las Cloudrunner son más indicadas.

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