Una de las causas del crecimiento y éxito que está teniendo el running es que se puede practicar siempre que queramos, una ventaja en esta sociedad actual en la que estamos todos tan ocupados. Si echamos un ojo a nuestra jornada, por muy atareados que estemos, seguro que podremos encontrar un hueco para salir a correr. Correr es el deporte en estado puro, es decir, no necesitamos ajustarnos a nada ni a nadie para practicarlo; no necesitamos una cancha, ni otros participantes, ni estamos sometidos a un horario marcado. Sólo necesitamos equiparnos y salir a correr, en cualquier momento, en cualquier lugar. No hay excusas que valgan.
Es cuestión de organizarse, encontrar entre las 24 horas del día al menos una para poder salir a correr. Unos lo hacen antes de ir trabajar, otros al mediodía, en sus horas de descanso, otros al salir del trabajo. En fin, cada uno según sus obligaciones y sus horarios intentará adaptarse. En este caso, es obvio que, sin duda, querer es poder. Yo, por ejemplo, el otro día, aprovechando el trayecto en tren que debo recorrer diariamente para volver del trabajo, decidí bajarme unas estaciones antes de mi destino. Me cambié, cargué la mochila a la espalda e inicié el resto del recorrido corriendo hasta mi casa. Es sólo una opción, pero lo que está claro es que el que realmente quiere salir a correr puede hacerlo.