Prepárate adecuadamente para la maratón
1 La planificación lo es todo
Te has preparado durante mucho tiempo para el día de la carrera y no puedes dejar nada en manos de la suerte. El trayecto, el guardarropa, el calentamiento, la hora de ir al lavabo, etc. Debes tenerlo todo bajo control y saber exactamente cómo lo harás para solo preocuparte de correr.
2 Conoce el recorrido
Solamente saber que tienes que correr 42,195kms no es suficiente. Es conveniente saber cómo es el perfil de la carrera, donde podrás apretar, en qué puntos están situados los avituallamientos, saber en qué partes del circuito puede soplar el viento de cola o de cara, etc.
Si puedes ir antes de la carrera a visitar la ciudad, mejor hacerlo para “investigar un poco”.
3 Reduce gradualmente tus entrenamientos
No reducir el kilometraje semanal durante la semana previa de la carrera es uno de los fallos más comunes entre los maratonianos. Por miedo a no llevar el kilometraje suficiente, tienden a entrenar hasta el último día. Y no. Es mejor reducir la carga e incluso tomarse unos días previos a la carrera de descanso para no jugar con la suerte.
4 Atento a la meteorología
Debes prepararte para cualquier tipo de día en el que se levante la ciudad el día de la carrera. Durante gran parte del invierno, la ciudad de Barcelona presenta un clima agradable. Sin lluvias, sin viento, con una humedad relativa. Pero por si las moscas, más vale tener la mente abierta por si el día de levanta torcido.
5 Imagínate llegando a meta
La preparación física no lo es todo, también debes hacer psicológicamente para afrontar una prueba de tal envergadura. Y un buen método para hacerlo es con la visualización de tu objetivo, en la que te "imaginas" llevando un buen ritmo de carrera, pasándolo bien (sin sufrir demasiado), bebiendo y comiendo en los avituallamientos si fuese necesario, cruzando la meta, cuando te colocan tu medalla, etc. ¡Imagínate que todo ha salido redondo!
6 Alimenta tu cuerpo
En las carreras de fondo, el corredor necesita disponer de energía para hacer frente a la distancia, con los depósitos de glucógeno hepático y muscular llenos con una buena carga de hidratos de carbono. Y aunque el día no sea el que te esperes y se haya levantado torcido, sigue la pauta habitual de hidratación y alimentación con la que has entrenado y con la que te has preparado. Cualquier variación a al que no estés acostumbrado/a afectará negativamente a tu rendimiento.