Que pasa en la mente del DEPORTISTA

Que pasa en la mente del DEPORTISTA

¿Qué pasa en la mente del DEPORTISTA? La mayor parte de los deportistas están siempre hablando con ellos mismo. “Corre más rápido”, “flexiona más las rodillas”, “mantén la atención en la pelota”. Las órdenes son infinitas, dependiendo del deporte y del deportista. En ocasiones, después de haber hecho una jugada o un juego cuyo resultado no es el esperado, aparecen pensamientos como: “¡Qué torpe eres!”, “Tu abuela lo haría mejor”, “Eres un inútil”.

Esa voz que viene de nosotros y nos habla desde una tercera

posición. Dentro de cada jugador hay dos “yoes”, el “yo número 1” y el “yo número 2”, según

Timothy Gallwey explica en el juego interior del tenis. El “yo número 1” es el yo que habla (la

mente egoica), y “el yo número 2” el que actúa y ejecuta la acción.

El tipo de relación que cada jugador tenga entre sus dos “yoes” determinará la calidad de su

juego. Esto significa que una de las claves para mejorar en cualquier deporte es cultivar la

relación entre el yo que habla, el número 1, y el yo de la habilidades físicas naturales, el número 2.

En numerosas ocasiones pasa que, al pensar demasiado en la técnica y al hacer un esfuerzo por

controlar el movimiento, el yo número 1 crea tensión y mala coordinación muscular en el cuerpo,

convirtiéndose en el responsable del fallo, pero echándole la culpa al yo número 2. El resultado es

frustración asegurada.

Uno de los retos de la mente es aprender a confiar en el talento y las habilidades del yo número

2, relajarse y dejar los movimientos fluir.

De hecho, los grandes deportistas y los grandes logros deportivos, surgen cuando la mente está

tranquila, en un estado de concentración relajada, donde el cuerpo fluye creando un juego

mágico, consiguiendo que desde fuera incluso desde fuera, parece fácil.

  • La primera es aprender a dejar nuestra tendencia a juzgarnos a nosotros mismos y nuestro resultado como bueno o malo. Renunciar al juicio de estas dos polaridades es una de las claves para conseguir un juego espontáneo y concentrado.
  • Dejar de emitir juicios “bueno”, “malo”, no significa ignorar los errores, quiere decir observar y simplemente ver el juego tal cual ha sido, sin juicio personal y aceptado tal cual es, para desde aquí, hacerlo distinto.
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