El otro día leía un twit del gran psicólogo PepMarí que decía “querer no es poder, pero sin querer no vas a poder”. Esta reflexión me parece brillante y desinfla la burbuja de ciertos gurús que afirman lo contrario, que querer es poder, así, sin matices. Nada más irracional.
Ya he explicado en artículos anteriores que aunque quiera, no voy a poder correr un maratón en 2h 30’ y eso no me limita, no me hace sentir mal y no hace que renuncie a correr, aunque acabe una hora más tarde de lo propuesto en las líneas anteriores…En realidad me siento orgullosa y feliz.
Ante el pensamiento mágico que se expande como el aceite, propongo el buen ajuste de expectativas. ¡Y no es fácil acertar en este arte! Yo me equivoco constantemente, y eso que estoy avisada. Os pondré un ejemplo. Al acercarme al maravilloso mundo de la maratón, lo primero que hice fue buscar información, preguntar a los expertos y averiguar qué necesitaba para disfrutar de la experiencia. Y se fue generando en mi la idea de que debería enfrentarme a un monstruo gigante llamado muro. Me “inquietaba” caer en sus fauces y que me engullera en los km. finales. Yo misma creé esa idea en mi cabeza, le di vida etiquetándola como “el agujero negro”, la alimenté y ajusté mis expectativas de rendimiento a ella. ¡El muro existe! ¡Pero yo le di poder!
Lo bueno es que el miedo te ayuda a actuar e hice todo lo que estaba en mis manos para esquivarlo: vamos, que el día de la carrera ni lo vi. Entonces, ¿qué pude hacer mejor? A toro pasado puedo decir que esa creencia me hizo plantear la carrera de manera conservadora. Y para corredores amateur como somos la mayoría, no pasa nada por no ajustar tu rendimiento global un par o tres de minutos el día de la carrera, o incluso más. Pero para los atletas profesionales, no ajustar sus expectativas al milímetro puede hacer que, o se pasen por valientes o se queden cortos por conservadores y no consigan… ¿ir a los Juegos Olímpicos por ejemplo?
Pensad vosotros cuántos fantasmas habéis creado en vuestra cabeza que os limitan a dar vuestro 100%. Detectarlos y no darles de comer puede ser una buena estrategia y así cuando planteéis vuestro próximo objetivo aumentaréis las probabilidades que están en vuestras manos.
Vosotros escogéis cómo queréis vivir el running y las competiciones. Los fantasmas, mejor para los cuentos…