Si, estamos viviendo una situación excepcional. Nunca habrías imaginado que tu actividad se viese limitada de este modo. Pero sí, existen circunstancias muy diversas por las que podemos ver nuestros objetivos mermados.
En estos casos, cobra especial importancia el centrarnos en el presente, el saber dejar ir y potenciar nuestra creatividad en la búsqueda de alternativas.
Queremos ayudarte a gestionar este momento, a que tener que posponer o abandonar un objetivo no se traduzca en una pérdida de motivación. Por ello, inicialmente vamos a centrarnos en reencuadrar la situación para que comprendas y puedas gestionarte a nivel orgánico, psicológico y relacional. Pero esto no es todo, en un segundo artículo hablaremos más concretamente sobre cómo hacer para mantenernos activo/as.
El deporte, ya sea por salud, hobby o a un nivel más competitivo, forma parte de nuestro estilo de vida. No concebimos nuestra rutina sin éste.
El coronavirus nos ha detenido de golpe. De una forma excepcional que no hemos vivido antes. Se han cerrado instalaciones deportivas y suspendido competiciones para las que llevamos tiempo preparándonos. La incertidumbre y la falta de control sobre la situación puede generarnos malestar.
Aun así, no está de más recordar que todo pasa y esta situación no se va a mantener indefinidamente.
Es importante conocer, a nivel general, las etapas y emociones a las que podemos enfrentarnos durante este tiempo, ya que reconocerlas nos ayudará en su afrontamiento.
Para ello hemos adaptado el modelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, ya que consideramos que cada persona lo vivenciará de forma individual y no necesariamente en el mismo orden. Es más, pudiera ser que ni siquiera atravieses todas estas fases. Se trata de un proceso activo y dinámico influenciado por la cultura y tu contexto personal.
Inicialmente la situación, por su impacto, produce una especie de “shock”. Ante cambios no deseados resulta habitual negar o rechazar de forma consciente o inconsciente la realidad. Nos sentimos abrumados y necesitamos un poco de tiempo para adaptarnos. Por tanto, inicialmente es una forma de amortiguar el impacto emocional, pero no es recomendable quedarnos aquí “enganchados”. Reflexiona sobre tus necesidades y no te machaques si inicialmente no te apetece realizar actividad física ya que es normal que la motivación disminuya. Tampoco te pierdas entre la avalancha de iniciativas virtuales y te fuerces a hacer cosas que antes no hacías.
La incertidumbre puede derivar en miedo, rabia, frustración… Es bueno recordar que mantenemos el confinamiento (en parte) por elección propia. Debemos darle espacio, transitarlo y pedir ayudar si es necesario. Asimismo, la aceptación de la realidad puede dar lugar a tristeza y sensación de vacío. Podremos advertir síntomas de ansiedad, depresión y estrés sin que esto signifique que desarrollaremos inevitablemente un trastorno permanente.
Hemos de tener paciencia con nosotros mismos si emerge la irritabilidad. Te animamos a expresarte (siempre teniendo en cuenta al otro) y a disponer de un espacio de recogimiento personal.
Llega el momento de centrarse en el presente, en aquello que sí puedes hacer y depende de ti (esto también nos proporcionará cierta sensación de control). Pueden fijarse nuevos objetivos de trabajo realistas y adaptados al momento que vivimos. No toca pensar en qué pruebas nos apuntaremos. Puedes consultar a tu entrenador (si lo tienes) o a un profesional cualificado.
Y a partir de aquí nos abrimos al aprendizaje, quizás vislumbremos cierta oportunidad en el asunto. Y es que si tomamos conciencia entrenaremos nuestra capacidad de resiliencia, algo que resulta muy útil también a nivel deportivo.
Si te fijas la situación no es muy diferente a cuando te lesionas… ¿Puedes ver las similitudes? Una lesión también nos afecta a nivel psico-emocional y físico. ¿Cómo gestionaste entonces el malestar?
- Evita el pensamiento en bucle. Céntrate en el “aquí y ahora”. Sobre-informarte o analizar una y otra vez la situación no la va a cambiar y solo incrementará tu nivel de ansiedad o estrés.
- Como hemos dicho, asumirlo y aceptarlo te ayudará a centrarte en lo que sí puedes hacer y a enfocarte en nuevos objetivos.
- Invierte tiempo en reforzar tu identidad personal, eres más que un deportista, analiza qué aspectos o actividades te motivan, aprovecha para hacer aquellas cosas que no hacías por falta de tiempo, prueba alternativas, descubre, experimenta…
- Relacionado con el punto anterior, aprovecha para potenciar tus otros roles (eres madre o padre, amigo, artista, cantante, cocinero, “devora-libros”, manitas…)
- No te aísles, apóyate en tu familia y amigos. Mantén el contacto con aquellos que te vinculan al mundo del deporte y a otros ámbitos.
- Crear o formar parte de una iniciativa solidaria, además de aportar al otro, puede reforzar tu sentimiento de utilidad y contribución social.
Esperamos que esta primera parte te sirva para situarte, reconocerte y abrir la mirada a un contexto de salud global, que será la base para mantener tu motivación. Te adelantamos que el siguiente artículo estará más enfocado a nivel deportivo.