En el atletismo, una liebre es un corredor o una corredora que se pone en cabeza para imponer un ritmo determinado al resto de participantes. En principio, su única función es ayudar a los demás corredores, por eso lo normal es que se retire antes de finalizar la carrera. Pero a veces los papeles pueden invertirse. Esto es justo lo que sucedió en el Maratón bp Castelló del último domingo, donde un corredor que partió como liebre terminó ganando la carrera con 3 segundos de ventaja sobre el segundo clasificado.
Se trata de Dadi Yami, un atleta etíope de 34 años de edad cuya mejor marca en la distancia es de 2:05:41. Su trabajo era marcar el ritmo hasta el kilómetro 30, pero superado este punto se vio con chances de ganar el evento y siguió corriendo hasta el final a un ritmo de 3,07 el kilómetro. En la última recta, peleaba cabeza a cabeza con su compatriota Lemi Dumecha, el plusmarquista del circuito. Pero un esprint final le dio la victoria a la liebre, que paró el crono en 2:11:15.
Hasta el momento sus mayores logros eran un 8º puesto en el Maratón de Chicago y un 2º lugar en la Maratón de Hamburgo, ambos en el año 2012. Sin embargo, ya había ganado otros maratones de menor importancia como el de Hawassa (Etiopía) y el de Varsovia (Polonia).
Una historia conocida
No es la primera vez que una liebre termina ganando la carrera. Un episodio similar se vio el último mes de diciembre en el maratón de Abu Dabi, donde el keniano Timothy Kiplagat Ronoh marcó un ritmo tan exigente que ninguno de los corredores de elite pudo seguirlo.
Lo mismo sucedió en el medio maratón de Sevilla del 2022, cuando el keniano Sebastian Kimaru se despegó del grupo de elite al que debía guiar y se llevó el triunfo. Más sorprendente fue el resultado del maratón de Barcelona de 2017. Allí se impuso el keniano Jonah Kipkemoi Chesum, un atleta paralímpico que había sido contratado como liebre.