Volver a correr tras una lesión

Volver a correr tras una lesión

Volver a correr tras una lesión

Volver a los entrenamientos después de una lesión nunca es tarea fácil. La gran mayoría de estudios sobre lesiones concuerdan en afirmar que haber estado lesionado una vez es una señal para volver a lesionarse del mismo sitio. Por lo tanto, para volver a entrenar después de una lesión hay que tener algunas idea muy claras:

·         Lugar de la lesión: no se tarda lo mismo en recuperar un hueso que un músculo, un ligamento o un tendón. Cada lesión tiene su tiempo de espera.

·         Relacionado con el anterior punto, cada lesión tiene su recuperación ideal. Mientras un hueso necesita inmovilización para curarse, un tendón necesita movimiento (aunque no todos los movimientos son válidos).

·         Ausencia de dolor no significa ausencia de lesión.

·         Cuidado con los incrementos de entrenamiento. Por norma general, recuperamos antes la forma física que la calidad de las estructuras. Por lo tanto, ser capaz de correr rápido no significa que nuestro cuerpo pueda resistirlo.

Una vez superados estos primeros conceptos, es momento de prepararnos para volver a los entrenamientos. Con la ayuda del fisioterapeuta, el médico o el entrenador (en este punto las diferencias entre los profesionales son mínimas), diseñaremos un programa de rehabilitación adecuado a cada persona y lesión. Este programa se revisará continuamente en función de los síntomas y la evolución de la lesión. En caso de duda, la prudencia es mucho más productiva que la ambición.

Como norma general, se trabajarán primero los movimientos isométricos (sin movimiento) para pasar más adelante a los concéntricos-excéntricos controlados (lentos). Una vez la musculatura esté preparada se podrá añadir velocidad a los ejercicios y terminar con ejercicios pliométricos.

Aunque parezca sencillo, correr es una actividad muy agresiva donde nuestro cuerpo (con toda su inercia) es soportado por sólo un miembro inferior y propulsado hacia adelante en una fracción de tiempo muy escasa. Esto significa que incluso cuando corremos lento, nuestros huesos, nuestras articulaciones, nuestros músculos y nuestros tendones tienen que soportar alrededor de dos veces nuestro peso corporal a cada paso. Por esta razón, correr con menos peso será una alternativa ideal para los primeros días de retorno a la carrera. A día de hoy, las opciones más habituales son correr en la piscina (con el agua a la altura del pecho o la cadera) o las máquinas de anti-gravedad.

Por último, debemos aprender a diferenciar el dolor producido por una lesión del dolor debido al retorno a los entrenamientos. Después de semanas o meses de inactividad, nuestro cuerpo estará desentrenado y con toda seguridad el entrenamiento nos producirá molestias. Estas molestias son buenas y nos indican que estamos trabajando bien. No obstante, a veces pueden llegar a ser incómodas para entrenar. En este caso, aplicar algún tipo de analgesia local para combatir el dolor es de gran ayuda para permitir seguir con la recuperación sin molestias innecesarias. Pero si tienes dudas entre el origen del dolor (por lesión o por las “agujetas”, por llamarle de una manera que todos entendamos), no olvides consultar con tu fisioterapeuta.

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