¿Y por qué no un cross?

¿Y por qué no un cross?

Hace unos días un amigo me invitó, con mucha ilusión, a una carrera que organizaba y lógicamente acepté de muy buen gusto. Me había mencionado de qué se trataba pero tenía algo de miedo e incertidumbre pues no se trataba de una carrera en asfalto, sino de un cross por hierba…  Algo totalmente nuevo para mí. Y empecé a pensar: ¿Cómo afrontarlo? ¿Qué diferencias encontraré entre ruta y cross?

Por lo que me comentaron desde la organización, este evento en concreto es el único que se realiza en toda España dentro de un club e íntegramente sobre hierba. Es un trazado de 5km, muy sinuoso, en un campo de polo, muy bien cuidado, con hierba un poco alta y rodeado de una franja de arena muy fina como límite de terreno.

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Para completar los 5km se debían dar 3 vueltas al circuito, que como decía antes, tenía bastantes giros muy cerrados, carriles más bien estrechos y, por suerte, un par de rectas bastante largas en las que poder recuperarse de la parte más técnica de la carrera.

Por temas de comodidad y logística, soy predominantemente corredora de asfalto, sobre todo en estos últimos años en los que apenas he pisado montaña. Como mucho, alguna pista ancha y sin dificultad técnica, pero nunca en la vida había probado esto del cross… y sobre césped durante 5 km…. novedad total. Pensé que si no me encontraba cómoda, el recorrido podía hacerse muy largo.

Los días previos al evento, consulté a mi entrenador y varios amigos que sí tienen experiencia en este tipo de terreno y me comentaron que para correr sobre hierba y evitar al máximo el riesgo de resbalar y caer, lo ideal es usar zapas con clavos y que éstos, además, sean largos. El problema es que uno no puede improvisar de un día para otro y calzarse “los clavos” sin haber acumulado ya una experiencia previa y progresiva, ya que al correr con más agarre en la zona de la punta, la pisada es diferente a la acostumbrada y por tanto, se cargan más los gemelos. Este es el resumen de los comentarios que fui recopilando al buscar información sobre cómo correr este tipo de carrera.

Otra opción que tenía era correr con mis zapas mixtas; en mi caso unas Skechers GoRun Ride5, que tienen muy buen agarre, y así evitar eventuales lesiones por el cambio de calzado sin un proceso de adaptación previo – siempre necesario - , y poner los 5 sentidos en la competición… opción por la que opté, sin dudarlo, a pesar de que el viernes llovió de lo lindo y la hierba podía estar algo resbaladiza.

Llegado el día, nada más salir a calentar y dar una vuelta de reconocimiento, noté ya una gran diferencia entre el asfalto, mi “hábitat natural” y la hierba. ¡Tenía la sensación de correr sobre una alfombra! El terreno absorbe mucho la pisada y el impulso de retorno es menor, por lo que se corre más despacio, o eso fue mi percepción. Incluso tuve la sensación de que la hierba me frenaba el pie…

Por culpa del cambio de terreno, solamente había calentado 100 metros y ya me notaba cansada. ¡No quiero ni imaginar si hubiese tenido que añadir la dificultad de correr con clavos!

Pero ya sabéis que una vez en carrera y con los músculos calentitos, todo cambia; sacamos energía y ganas de lo más profundo de nuestro ser. Decir que disfruté mucho de esta nueva experiencia y, eso sí, al terminar me concedí un masaje gracias al servicio de fisioterapeutas que la organización había puesto a disposición de los corredores.

Vivencia del todo recomendable; si tenéis la ocasión de participar en un cross, no lo dudéis.

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