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Zapatillas de running: la batalla por la máxima ligereza

La pieza de material más importante del corredor es la zapatilla. El calzado de running ha evolucionado mucho en todos los órdenes, incluido el peso. Vamos a tratar en este artículo sobre la importancia de la ligereza en las zapatillas de running en el rendimiento del corredor y cómo las marcas de zapatillas han ido incorporando soluciones, simplificando y mejorando aquí y allá para optimizarlas sin perder —o incluso ganar— características.

Seguramente la pregunta que más nos inquieta es: ¿Cómo de importante es el peso en una zapatilla de running?

El dato: 1 % más lento por cada 100 gramos más

En un experimento de 2016 de la Universidad de Colorado Boulder se realizó un interesante estudio en el que se utilizaron aparentemente tres pares de zapatillas iguales, pero que diferían en que dos de ellas tenían lastres de plomo en las lengüetas y laterales, con lo que había una zapatilla normal, una lastrada con 100 g y otra con 300. Todo esto sin conocimiento de los corredores, para lo cual incluso los científicos les ponían las zapatillas. Para que no notaran las masas adicionales les decían que eran los sistemas de medición incorporados a las zapatillas.

A continuación les hicieron pruebas tanto en tapiz rodante como en pista cubierta y las conclusiones fueron evidentes: 0,78% de media más lentos por cada 100 g de masa adicional en cada pie. Redondeamos a un 1%. ¿Es un 1% significativo como para darle la suficiente importancia? En una maratón a ritmo de tres horas son cerca de tres minutos.

Las marcas de calzado consideran que sí es importante, sobre todo si se hace sin penalizar otras características de la zapatilla. La cuestión es, obviamente, cómo no perjudicar características funcionales de la zapatilla y a la vez rebajar la masa de la misma. Esto solo se consigue analizando profundamente cómo está construida una zapatilla y de dónde podemos limar gramos.

Deconstruyendo zapatillas

Si proponemos una masa de 300 gramos de zapatilla unos 2/3 de dicha masa se corresponden a la mediasuela y suela. Aproximadamente 70-80 g a la parte superior o upper, en torno a 15 g de plantilla y unos 5-10 de cordones. Obviamente estos son valores medios y varían sensiblemente en zapatillas voladoras, de trail, de mediasuelas altas, zapatillas con placas, sistemas de amortiguación insertados, añadidos estabilizadores, etc. pero como simplificación es válida.

Distribución de la masa de zapatillas de running por componentes

Claramente donde más se puede ganar es en la mediasuela y en la suela, pero a la vez es delicado porque puedes generar otros problemas. “Voladoras para todo el mundo” sería la solución rápida e intuitiva, pero posiblemente poco comercial, lesiva y poco apetecible para el corredor. Porque sí, el peso importa, pero no lo es todo.

Operación bikini

Desde hace unas dos décadas pero especialmente acelerado en la segunda, las marcas han reducido sensiblemente las masas de sus zapatillas no sólo no perjudicando en sus prestaciones, sino incluso mejorándolas. Como suele ser habitual, no es magia, sino ciencia y tecnología. Sin pretender profundizar en todos los avances tecnológicos señalamos unos pocos a modo de ejemplo:

  • Las livianas mediasuelas inyectadas han supuesto una revolución porque han permitido elevarlas para conseguir más comodidad siendo incluso más ligeras.
  • En las suelas se han eliminado partes no esenciales optimizando el diseño de las mismas, como por ejemplo disminuyendo la altura de los tacos. Cuando las mediasuelas no pueden estar en contacto con el suelo por desgaste son recortadas, dejando sólo pequeñas zonas de contacto con el suelo. En el caso del trail running, soluciones como el Vibram Litebase con una base más fina han aligerado la masa total sin perjudicar el agarre.
  • Las partes superiores se han visto notablemente beneficiadas de nuevas tecnologías de construcción donde las costuras son ya anecdóticas y la construcción tejida está ampliamente difundida.
  • Piezas adicionales de estabilidad, soporte de talón, tirantes y demás accesorios se han simplificado, optimizado o eliminado.

En definitiva, las zapatillas se han puesto a dieta sin perder prestaciones, lo que redunda en un menor esfuerzo para moverlas y como consecuencia en unos mejores tiempos.

Caso práctico: adidas Boost

El material Boost fue un desarrollo de adidas y BASF que comenzó a comercializarse en 2013 con sucesivas iteraciones a lo largo de los años hasta las Ultraboost 22 o la actual Ultraboost Light. No sólo se ha aumentado el retorno de energía, algo básico en esta década, sino que ha disminuido la masa en la misma con mayores alturas y eso se debe a la evolución del material. Y, por supuesto, se ha trabajado profusamente en todo, parte superior con elementos integrados… pero también en lo que es una nueva zapatilla con perfiles más curvados, limpieza de líneas o reciclaje. Observa las dos fotos y casi cuesta ver las similitudes entre ellas, no las diferencias.

Adidas Boost 2013 vs 2023 Perfil

La evolución de las zapatillas suele ser incremental, poco a poco, pero con una década de perspectiva y continua evolución podemos ver la importante mejora en los productos que calzamos, son más ligeras, más cómodas, más reactivas. Mejores. Cosa que sólo se alcanza invirtiendo en investigación y desarrollo.

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